La iniciativa está organizada en colaboración con la
Fundació Música Contemporània. Su presidente,
Albert Sardà, nos cuenta que, en su opinión,
la música de compositores actuales corre el riesgo de desaparecer: “El público de música y las programaciones se han vuelto más clásicos y el resultado es que es posible que la obra de creadores del siglo XX, algunos todavía vivos, como Joan Guinjoan, se acabe perdiendo “.
Como ejemplo pone las dos óperas de Falla,
La vida breve y
L'Atlàntida, obras de las que no existen grabaciones discográficas de referencia y que se han producido poquísimas veces sobre los escenarios: “Esto, en Francia, por ejemplo, sería inimaginable”, apunta. Curiosamente, según las
estadísticas que tenemos en Barcelona Clásica, Falla es uno de los compositores más programados en la ciudad, aunque lo que se programa normalmente son piezas para guitarra y el omnipresente
Amor Brujo.
Sobre los recelos del público acerca de la música contemporánea, Sardà recomienda perder el miedo: “En otras ediciones,
algunos espectadores me han dicho que no se esperaban una música tan bonita”. El repertorio lo eligen libremente los intérpretes, siguiendo unas mínimas pautas de la Fundació: no repetir compositores -con el objetivo de que, como muestra de que es, se puedan sentir la máxima cantidad de autores diferentes- y que sea música que pueda conectar con el público.
El programa previsto para los próximos días es el siguiente: