Critica

Einstein on the Beach: paradigma minimalista de la provocación musical

16-05-2019

La temporada 1992-1993 en el Liceu tuve la ocasión de asistir al estreno en Barcelona de la ópera Einstein on the Beach de Philip Glass, una ópera minimalista que suscitó una gran polémica, no sólo porque rompía con todos los parámetros establecidos hasta entonces por la ópera tradicional sino porque permitía que el público entrara y saliera de la sala a voluntad. Después de diecisiete años, Suzanne Vega, la cantante y compositora estadounidense, interpretará nuevamente Einstein on the Beach, una obra versátil y amoldable a diferentes formatos, en el Palau de la Música Catalana, junto con el Collegium Vocale Gent, un conjunto coral flamenco fundado por Philippe Herreweghe en 1970, el Ictus Ensemble, un grupo instrumental residente en Bruselas especializado en música experimental, y el director Georges-Elie Octors, conocido por el dominio del repertorio contemporáneo y director de Ictus desde 1996.

Einstein on the Beach es una ópera de Philip Glass compuesta en cuatro actos para conjunto, coro y solistas de una duración de cinco horas, en los que no es necesario que el público permanezca en el asiento porque no tiene un hilo argumental sino una concatenación de escenas. Se escribió entre la primavera y el verano de 1975 y se estrenó en el Festival de Aviñón el 25 de julio de 1976, interpretada por la Philip Glass Ensemble. Esta obra se convirtió en la primera de una trilogía integrada también por Satyagraha (1980, basada en Gandhi) y Akhnaten (1983, basada en Akhenaton). Las tres caracterizadas por Glass como óperas-retrato, ya que tenían como objetivo los cambios de visión del mundo que había provocado la vida de una personalidad intelectual de renombre en su época.

 
 Philip Glass y Robert Wilson decidieron hacer juntos un proyecto operístico que rompiera todas las normas de la ópera convencional, de una notable duración, y que tuviera un conocido personaje histórico como centro de la acción principal. También propusieron que no utilizara la orquesta como era costumbre, sino que tuviera otra función. Dudaron sobre su protagonista, no sabían si decantarse por Charles Chaplin o Adolf Hitler, definitivamente decidieron que el protagonista fuera el científico, humanista y violinista diletante Einstein.

 
 
 En 1984, la Brooklyn Academy of Music (BAM) y dado el éxito y la provocación que causaron sus estrenos hizo un documental titulado Einstein on the Beach: The Changing Image of Opera. Era evidente que como ópera se rompían muchos estereotipos y, de rebote, la misma idea de ópera. Siguiendo esta idea no nos es de extrañar que en 2001 en Berlín se describiera como una “ópera-instalación” en la que los espectadores podían pasear por medio del escenario al tiempo que las acciones de los músicos eran reproducidas por vídeo.
 
Los libretistas de la ópera, que utilizaron partituras, números y partes de poemas, fueron Christopher Knowles, Samuel M. Johnson y Lucinda Childs y la concibieron en nueve escenas de veinte minutos cada una de ellas, separadas por lo que Glass llama “Knee plays”. Cinco “Knee Plays” enmarcan la estructura de la ópera y aparecen entre los actos, mientras que también funcionan como escena de cierre y apertura. Glass define un “Knee Play” como un interludio o intermezzo entre actos, ya que la palabra knee (rodilla, en inglés) se refiere a la función de unión que ejercen las rodillas humanos, y son el motivo constante que enlaza las diferentes partes de la obra.

Uno de los propósitos de Glass y Wilson, de carácter formalista, fue recurrir a los símbolos que habían marcado la vida de Einstein para que el mismo público pudiera conectar hechos que conocieran de la época con el carácter del personaje central. Así pues, desde el vestuario hasta la iluminación recorren estos símbolos asociados al prestigioso físico de la relatividad.
 
La música de Einstein on the Beach nos muestra un proceso circular, muy característico en la música minimalista. En este sentido, presenciamos un ciclo de repeticiones que pospone constantemente la resolución y que utiliza tanto fórmulas aditivas como sustractivas a lo largo de la obra. Uno de los instrumentos que suele estar casi siempre presente es el piano eléctrico, junto con sintetizadores, instrumentos de viento y la voz humana. La teoría de la relatividad y la teoría del campo unificado de Einstein se ven claramente reflejadas en las tres escenas principales de la ópera: el tren, la prueba y el campo-nave espacial. Los temas aluden a las armas nucleares, al ciencia, la radio, etc.
 
Como escribió el crítico musical del New York Times, John Rockwell, Einstein on the Beach no es sólo un artefacto de su época sino que es atemporal, trasciende el tiempo, como su protagonista, Alfred Einstein. Por este motivo y muchos otros, no podemos dejar pasar la versión que hará Suzanne Vega el 27 de mayo de este año en el Palau de la Música Catalana.

Fotos: Philip Glass, Suzanne Vega, Collegium Vocale

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