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Alba Ventura: Mozart integral

30-03-2020

A principios de año, saltaba la noticia de que la prestigiosa pianista Alba Ventura aventuraba a grabar la totalidad de las sonatas de Mozart en una ambiciosa producción a través de varios discos. La discográfica Aglae Música es la encargada de grabar una serie de álbumes con la totalidad de estas piezas para piano.

El primer resultado llega meses después de unas grabaciones que tuvieron lugar en el Petit Palau de la Música en el transcurso de este pasado mes de julio. Se trata de un álbum de dos discos que incluyen unas seis primeras sonatas (tres por disco) del total de 18 que tiene Mozart a su opus.
 
Ventura espera poder grabar los otros cuatro CDs en los próximos meses de una producción que también contará con la Fantasía en do Menor K.475 de Mozart. Esta vez, Aglae música apuesta por la pianista barcelonesa tras el éxito del disco de Ventura dedicado a Rachmaninov y una selección de estudios de Czerny, Profókiev y Debussy publicada en 2016.
 
Atrás quedan aquellos momentos de espontaneidad de un joven Mozart de la suntuosa Europa de la ilustración. Si todavía los rememoramos es, posiblemente, porque el compositor austriaco dejaba una parte de su polifacética personalidad en cada pieza que escribía. Cada sonata representa un estado de ánimo y un momento de inspiración que a menudo se vertebra alrededor del juego y la improvisación sobre temas melódicos.
 
Aparte de la dificultad de reproducir esta transparencia musical, la repetición de algunas de sus obras en la contemporaneidad supone todo un reto para esta nueva producción. Para evitar hacerla monótona y gastada, hay virtuosismo en la gracia y frescura interpretativa. Algo que Ventura consigue con creces. Llega a ofrecer un aire nuevo a una propuesta con piezas tan conocidas y, siempre, sin alejarse de la fidelidad al estilo de la época.

Dentro del entorno musical de su momento, Mozart buscó hacer piezas para piano sencillas en la interpretación y con una facilidad a la escucha que permitieran la máxima difusión de sus obras. La segunda mitad del siglo XVIII supuso un impasse entre el equilibrio formal del clavicémbalo barroco a la expresividad sonora del forte piano, instrumento del que se hizo líder. Esta frescura y agilidad expresiva que la pianista logra con excelencia, incita al espectador a comprar entradas para un concierto de la pianista en directo. Y, de este modo, poder disfrutar no sólo del sonido, también de la gestualidad y emotividad visual de la pianista en directo.
 
Las primeras sonatas que podemos escuchar, como la mayor parte de las que Mozart compuso, contienen este complejo compendio de transparencia estilística encarnada por la influencia de figuras como Haydn y Bach, y la sensibilidad y expresividad importada de Mannheim.
 
La integral comienza con uno de los movimientos de Sonata posiblemente los más conocidos en el presente. La Sonata en Do Mayor K454 con su primer movimiento Allegro transmiten esta vitalidad transmitida por Haydn. Una obra que viene precedida por la Sonata en Fa Mayor, K. 280 en el que se puede ver la festividad y la voluntad de agradar a las clases acomodadas de mucha de la obra de Mozart.
 
El orden de las sonatas, pese a no ser ni numérico ni cronológico, sigue una lógica muy especial. Las tonalidades determinan el orden de aparición de cada pieza, ya que se ordenan por la rueda de quintas descendente, capital para entender la armonía clásica y romántica. La influencia de Bach, pero, también es palpable en este primer volumen. La Sonata en Sol mayor K283 contiene unas progresiones armónicas y unas repeticiones temáticas con una forma y orden prácticamente barroca. Por otra parte, la orden formal de la escuela de Mannheim aparece en la Sonata en Re Mayor K311.
 
El segundo disco cierra con otro de los greatest hits de Mozart, la Sonata en La Mayor K331. La repetición y modificación ornamental de los temas melódicos nos recuerda a una pieza de variaciones a pesar de conservar la estructura propia de la sonata clásica. El último movimiento es la célebre rondo alla turca que nos traslada a la Viena de inicios de los años ochenta del siglo XVIII. Unas variaciones ornamentales que son interpretadas por la pianista con fidelidad a la rítmica del estilo clásico que atañe a Mozart.
 
A pesar de ser un disco grabado en un espacio tan amplio como el Petit Palau de la Música de Barcelona, ​​el sonido conserva la nitidez y proximidad sonora propia de un estudio, con la reverberación justa para disfrutar con claridad cada nota expresiva de Alba Ventura .

Foto: Alba Ventura en la portada del disco. Ricardo Ríos Visual Art


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Pau Requena
Pau Requena
Redactor
@RequenaPau