Cámara

Alí Arango: “Nadie sabe de qué estás hablando cuando dices que tocas la guitarra clásica”

24-09-2017

El sábado 30 de septiembre, el ciclo “Maestros de la guitarra” presenta al músico cubano Alí Arango, un guitarrista todavía muy joven -de 36 años- pero con un enorme palmarés de premios internacionales, incluyendo una de las primeras convocatorias de El Primer Palau, la plataforma de apoyo a los nuevos talentos creada por el propio Palau de la Música. Ahora, Alí Arango vuelve al Palau para actuar tanto en solitario como acompañado de artistas amigos, en un recital especial en el que cuenta con una guitarra mítica por cortesía de Solera Flamenca. Así nos explica su trayectoria hasta la fecha y su visión actual de la música y la guitarra clásica.

Barcelona Clásica: ¿Cómo fueron sus inicios en la música? ¿Recuerdas en qué momento empezaste a tocar la guitarra y por qué decidiste dedicarte profesionalmente a la música?
Alí Arango:
Es gracioso, porque yo no provengo de una familia de músicos, sino de artistas plásticos, y empecé a estudiar música porque quería ser rockero, llevar los pelos largos, etc. Ya una vez en el conservatorio, fui descubriendo este mundo maravilloso al cual he dedicado mi vida.

B.C. ¿Cuáles recuerdas como los momentos clave de tu carrera?
A.A.
He tocado muchas veces en varios países y he ganado 23 premios en concursos internacionales (diez de ellos, primeros premios).  Todos han sido especiales y han ayudado a mi desarrollo y proyección en el mundo de la guitarra clásica, pero resaltaría algunos de ellos.  Por ejemplo, cuando gané el primer premio en El Primer Palau, el concurso del Palau de la Música Catalana, me quedé estupefacto, porque es un concurso de todos los instrumentos y formatos de cámara. Y soy consciente de que la guitarra clásica, a pesar de su rápido desarrollo en los últimos 100 año, no puede competir aún con colosos como el piano, el violín, el canto o el violonchelo, que tienen un repertorio centenario de gran calidad y una tradición de intérpretes magníficos. Otro gran momento fue haber ganado el Concurso “Alhambra”, que es uno de los grandes, el cual me dio la posibilidad de grabar mi primer CD y de ser patrocinado por Manufacturas Alhambra. Y también quisiera resaltar otros primeros premios en algunos concursos importantes, como el famoso Certamen “Andrés Segovia” (La Herradura”); “Miguel Llobet” (Barcelona), el Concurso Internacional de la Habana (Cuba) o el GSD de Madrid.

B.C. Has actuado en diversas partes del mundo ¿Crees que hay diferencias en cómo el público valora la guitarra entre los diversos países?
A.A.
Sí, por supuesto. Es bastante general que la guitarra clásica sea un instrumento desconocido, incluso en España. Nadie sabe de qué estás hablando cuando dices que tocas guitarra clásica. Siempre preguntan: “¿Flamenco?” Y esto, pese a lo triste e injusto que es, tiene un lado bueno: después de mis conciertos, en China, Alemania, Italia, Malta, España o cualquier otro sitio, el público se queda sorprendido y maravillado por el descubrimiento. Es muy frecuente escuchar : “No sabía que se podía hacer eso con una guitarra”.

B.C. ¿Y cómo ves la valoración de la guitarra en España respecto a Cuba?
A.A.
Son dos entornos diferentes. España es la madre de la guitarra y esta ha acompañado al pueblo desde hace siglos. Ha estado presente en el folclore popular, en las cortes, en las casas, en los salones y, ahora, en todas partes ya. En los últimos años, ha tenido un fuerte y merecido boom el flamenco. Es indiscutible su calidad y su nivel de desarrollo, aunque no se puede obviar el lado oscuro: una utilización como producto turístico que muchas veces cae en el exotismo de baja calidad y en el cliché, lo cual devalúa a los verdaderos artistas. Por otro lado hay muchos festivales de guitarra clásica en España, aunque desafortunadamente estos no siempre cuentan con el apoyo institucional, razón por la que muchos ya no se celebran. Cuba es una historia aparte. Todo es muy difícil de hacer. Es un país bloqueado y sin acceso a la información, pero incluso así hay muchas ganas de aprender. Las enormes carencias incentivan la creatividad y el valor de lo poco que hay. Cabe destacar la labor que está haciendo Leo Brouwer, organizando festivales con dinero de su bolsillo y llevando a las figuras de la más alta calidad del panorama actual música. También destaca la labor que desde hace años realiza Joaquín Clerch, mi maestro, que viaja desde Alemania a dar clases para rescatar la escuela cubana de guitarra. Además, ha  retomado, después de 10 años, el famoso Concurso Internacional de Guitarra de la Habana.

B.C. Has recibido formación y has trabajado con el maestro Leo Brouwer en diversas ocasiones. ¿Ha sido una figura importante en su carrera?
A.A
. Sí, he tenido el honor y la suerte de poder trabajar en varias ocasiones junto a Brouwer. Por ejemplo, lo hice, cuando era muy joven, en la grabación de su CD “Homo Ludens”. He estrenado a nivel mundial tres de sus obras y una de ellas se incluyó en mi CD “Recital” para el sello Naxos. Y he tenido la posibilidad de conocerlo: me ha invitado a su festival y a varios homenajes que le han hecho, he visitado su casa, él ha estado en la nuestra, etc. Brouwer ha sido un referente y un pilar en mi vida artística, no solo por su música y su trayectoria, sino también por su concepción estética del arte y su sentido crítico y consciente del panorama cultural actual.

B.C. ¿El futuro de la música clásica está en América Latina?
A.A.
No lo sé. Evidentemente la música clásica es fundamentalmente europea. Aun así, hay grandes compositores latinoamericanos: Villa-Lobos, Brouwer, Ginastera, Revueltas, Piazzolla y muchos más, además de grandes intérpretes como Barenboim, Argerich, Dudamel, María Joao Pires, etc. Creo que es indudablemente valiosa la renovación interpretativa de los clásicos del viejo mundo a través de un nuevo enfoque del nuevo mundo.

B.C. ¿Cómo hay que acercarse a los clásicos: buscando la versión más próxima al original o intentando traerlos al siglo XXI'
A.A.
Ambas partes son importantes. Obviamente ha de haber un trabajo de investigación y un rigor en la aplicación de conceptos históricos, y más aun tratándose de la llamada “música clásica”. Los textos están escritos, pero la manera de interpretar depende del gusto estético, la información y la experiencia vital de cada cual. Sin embargo, vivimos en una nueva era, que es superficial, consumista, agitada y enajenada en la tecnología, y afrontamos nuevos problemas. Este nuevo mundo necesita una nueva manera de decir, de comunicar, de despertar.

B.C. ¿Qué tipo de repertorio presenta en el Palau de la Música? ¿Cómo lo ha elegido?
A.A.
El repertorio para este concierto del ciclo Maestros de la Guitarra está diseñado como un gran crescendo. Haré una primera parte en solitario, homenajeando a Paco de Lucía con su Guajira para abrir, luego, Chopin, con una trascripción hecha por mi, Villa-Lobos, Mangoré, y Tárrega. Posteriormente entrarán en escena mis invitados: Martín Melendez, violonchelista y  amigo de la infancia, con quien interpretearé el dúo “Homenaje a Gismonti”, escrito por mí hace unos años. A continuación invitaré al guitarrista y amigo Josué Fonseca, con el cual formamos Pyrophorus Guitar Duo. Haremos una selección de duos, algunos compuestos por mí y otros, basados en arreglos que he hecho de Debussy o Churchill. Y, al final, invitaré a dos integrantes del Barcelona Guitar Triocon los cuales ya hemos realizado varias presentaciones. En esta ocasión, haremos dos obras de Falla y alguna sorpresa.

B.C. ¿Con qué instrumentos tocarás?                                                                                   
A.A
. Tendré el inmenso honor de tocar las dos primeras obras de mi concierto con una de las cinco guitarras más importantes de la historia. Se trata de “La Invencible” de Antonio de Torres, cedida por Solera Flamenca, y también con una Vilaplana NT, cedida por Manufacturas Alhambra.

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