Critica

Amantes barrocos

08-04-2019

El Gran Teatro del Liceo sigue esta temporada ofreciendo propuestas barrocas de altísima calidad. Después de las exitosas representaciones de Rodelinda del mes pasado, el sábado llegó el turno a un extraordinario concierto, Desperate Lovers, con arias y dúos del mismo Händel, interpretadas por la soprano Sandrine Piau y el contratenor Tim Mead, con el acompañamiento de Le concierto de Astrée y la dirección de Emmanuelle Haïm. Volver a la música de il caro Sassone ha sido un soplo de aire fresco en medio de las truculencias veristas que este mes se representan en el escenario de la Rambla.

 
Curiosamente, gran parte del concierto estuvo dedicada a fragmentos de Rodelinda, que tan fresca tiene aún el público barcelonés; las comparaciones fueron por tanto inevitables. El concierto se abrió precisamente con la apertura de la ópera. A pesar de que nos volvemos a reafirmar en la opinión de la gran prestación de la orquesta del Liceu en aquellas afortunadas representaciones, la música barroca obtiene su mayor rendimiento cuando es interpretada con una agrupación de instrumentos históricos. La nitidez del discurso, la sequedad sonora o la articulación precisa, aspectos que desgraciadamente quedan nublados en una orquesta tradicional, encontraron en el concierto del sábado una gran plasmación ya desde los primeros compases.
 
El contratenor Tim Mead interpretó a continuación el aria “Più de una tigre altero” de Tamerlano, donde ya nos pudimos hacer una idea de las cualidades de su voz: estilo depurado, perfección técnica en la coloratura, un timbre agradable pero limitado, así como una expresión demasiado plana. Aspectos que favorecieron la interpretación de fragmentos de bravura como la mencionada a de Tamerlano o el mismo “Vivi, tiranno” de Rodelinda, que poco envidia de la interpretación que había hecho Bejun Mehta unas semanas antes. En cambio, su voz se mostró insuficiente para transmitir las psicologías cambiantes de la fascinante escena de la locura de Orlando, “Ah, stigie larve”.
 
Por su parte, Sandrine Piau comienza con un aria de la cantata Aci, Galatea e Polifemo, una deliciosa página de estilo vivaldiano donde la cantante destacó por la belleza de su voz (también bastante limitada en la proyección) y una gran introspección del fragmento. A diferencia de Mead, Piau no brilló tanto en arias de endemoniado virtuosismo (como el fragmento que cantó de Ariodante) y en cambio se elevó hasta la excelencia en aquellas páginas más dramáticas, especialmente en la gran aria de 'Alcina “Ah, mio ​​corazón”, sin duda el momento más destacado de todo el concierto, dejando a un silencioso público del Liceu (esta vez sí!) con el corazón en un puño.
 
Si en los diferentes ejemplos solistas se destacaban las cualidades de uno u otro cantante, en cambio durante los varios dúos del concierto (hasta cinco, si contamos las propinas), la compenetración de los dos artistas fue evidente, creando unos momentos absolutamente encantadores , mágicos, donde las voces se amolda totalmente al discurso ricamente dirigido por Emmanuelle Haïm.
 
Quizás Haïm fue la gran triunfadora de la noche, con su precisión de gesto, siempre atenta a mil y un detalles, tanto de la extraordinaria orquesta como también de la pareja vocal. Nos gustaría destacar la gran transparencia de texturas conseguida en la interpretación del Concerto Grosso nº2 de Op.3, que se benefició del gran trabajo del concertino David Plantier y el violín segundo de Agnieszka Rychlik, así como el violonchelo de Felix Knecht al continuo.
 
Terminado el concierto con el optimista dúo final de Rinaldo, el público se mostró tan entusiasta que consiguió tres dúos más durante las propinas: otro de Rinaldo (esta vez el que comparte con la maléfica y fascinante Armida), de Poro y el muy más conocido dúo del final de Giulio Cesare, donde la pareja formada por Piau y Mead nos volvió a deslumbrar con una cadencia final perfectamente fusionada.
 
Parece ser que este abril será un mes con visitas a Barcelona de grandes conjuntos especialistas en la música barroca. Tras Le Concert de Astrée, llegarán los Gabrieli Consort y Paul McCreesh y, más adelante, The English Baroque Soloist y John Eliot Gardiner, ambos en el Palau de la Música. Conciertos, sin duda, que ningún amante de la música barroca se debería perder.


Fotos: Le Concert Astrée, Emmanuelle Haïm
 

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