Critica

Cabaret, una original propuesta en el Life Victoria

Montserrat Seró y Alberto Palacios nos presentan un espectáculo estilo café-concierto

13-10-2020

El mundo del lied es mucho más amplio de lo que parece a primera vista. Aunque a menudo la identificamos con la canción alemana —melancòlica, autodestructiva y con constantes referencias a la nieve, los arroyos, los tilos y los ruiseñores—, el género se ha cultivado en todo tipo de idiomas y localizaciones, y obviamente también disfruta de multiplicidad de temáticas, perspectivas y enfoques. Es, por tanto, de agradecer que un festival de lied como el Life Victoria nos plantee salir del academicismo más reiterado por explorar otra forma de hacer canción, una más ligera y, por qué no, más frívola.

Montserrat Seró

Hablamos de cabaret y lo hacemos de la mano de Montserrat Seró y Alberto Palacios, que nos presentan un espectáculo estilo café-concierto donde las canciones se intercalan con el relato de la vida de una joven que recorre el mundo desde su pequeño pueblo natal en los Pirineos hasta la cosmopolita Nueva York gracias a la música. La intención es crear un divertimento y pasar un buen rato, no hay nada de reprobable en ello. Por lo tanto, es probable que los creadores e intérpretes del espectáculo no hayan considerado un problema la inconsistencia del texto y la falta de entidad de la parte dramática. Los textos son interpretados con mucha gracia pero con cierta tendencia al estereotipo por parte de Seró, mucho mejor cantante de lo que aparenta el cliché de chica descarada y tendente al desenfreno que presenta sobre el escenario. Cabe decir, sin embargo, que la ristra de muecas pretendidamente provocadoras y la actitud de flapper algo tronada acaban agotando por repetitivos.

Musicalmente, la propuesta es totalmente heterogénea: desde una zarzuela encajada con calzador hasta la elegancia de la chanson y el frenesí del jazz, Seró tiene oportunidad de demostrar una versatilidad muy destacable. La voz es hermosa, la proyección es espectacular (alguien comentó que excesiva siendo canción y un recinto tan íntimo, no obstante) y la dicción es prácticamente perfecta. Domina al mismo nivel la voz impostada, con unos sobreagudos de infarto en Me llaman la primorosa, y el estilo más propio del musical (Thousand of miles). Sus Porter y Gershwin resultaron distinguidos y se preocupó de cantar jazz de verdad en la Song of Black Max de Bolcom, y no de hacer el triste crossover lleno de tics que suelen hacer las divas líricas cuando se acercan a este repertorio pero no quieren dejar de cantar ópera. Más anodina la canción francesa, que quedó excesivamente superficial. Su acompañante, Alberto Palacios, mostró un estilo poco matizado y ruidoso, hasta el punto de que dudé por un momento si era una elección artística para subrayar la dramaturgia (un pianista de café difícilmente podría ser un virtuoso).

El carácter realmente subversivo, incluso a nivel político, del cabaret (eminentemente, el berlinés) brilló por su ausencia

Si bien es muy positivo que un festival de lied rompa barreras a veces autoimpuestas y muestre la riqueza del género, este cabaret sufre un problema de base: se queda en tierra de nadie. La zarzuela y el cuplé pueden ser géneros muy dignos pero el enfoque no podría ser más envejecido. Los dobles sentidos y las bromitas fáciles fueron de muy poca monta y, honestamente, en pleno siglo XXI estos guiños a cuestiones sexuales están muy desfasadas. El carácter realmente subversivo, incluso a nivel político, del cabaret (eminentemente, el berlinés) brilló por su ausencia. No es un espectáculo valiente ni rompedor, por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario. No hay un verdadero hilo conductor ni una intención más allá de mostrar un repertorio de canciones enlazadas con una excusa dramática que no avanza ni mucho ninguna parte. Ahora bien, desde aquí aplaudimos al festival por programarlo. Sin lugar a dudas, es estimulante y mostrar que se puede hacer canción lejos de la gravedad y la trascendencia suma. Sólo pediríamos algo más de nivel y de exigencia a nivel dramático y musical (vocalmente, Montserrat Seró tiene mucho que decir y le deseamos poder poner su magnífica voz al servicio de productos de más peso). Finalmente, un apunte que daría para otro artículo: se ha comentado mucho la decisión de la soprano de hacer el espectáculo en castellano porque “es un festival internacional” y se transmite por YouTube y la plataforma del Teatro Real. No es nuestra intención buscar polémica pero sí invitar a la reflexión. Seguro, poner subtítulos no habría sido tan problemático.


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  1. Avatar Montserrat Seró dice:

    Em sembla molt desfavorable el teu comentari, t’has quedat ben a gust Meritxell Tena. Suposo que a la teva vida també la deus tractar així de desagraïda.

    No se t’escapa res que t’hi puguis ben queixar.

    Et convido a xerrar un dia amb mi Meritxell, vejam si se t’empega alguna cosa de bo.

    1. Avatar Barcelona Clàssica dice:

      A Barcelona Clàssica defensem la llibertat d’expressió sempre que se sigui respectuós i és el cas.