Critica

Cançó d'amor i de guerra

20-06-2018
El pasado lunes 11 de junio se escenificó la Cançó d’amor i de guerra, de Rafael Martínez Valls, en el Palau de la Música Catalana. La zarzuela catalana por excelencia fue interpretada por solistas de la Polifònica de Puig-Reig y la Simfònica de Cobla i Corda de Catalunya, todos ellos bajo la dirección de Francesc Cassú.

 
 
La audiencia, inquieta quizá por el calor o por la claridad que atravesaba las ventanas de la sala, recibió con un fuerte aplauso un ensemble poco habitual: la Simfònica de Cobla i Corda de Catalunya y una serie de solistas que encararon los papeles de la zarzuela Cançó d’amor i de guerra, escrita por Rafael Martínez Valls.

La parte instrumental quedó al cargo de Francesc Cassú, que se colocó al frente de un conjunto formado por unos músicos mayoritariamente jóvenes y con una gran presencia femenina, sobre todo en la parte sinfónica; el sector de la copla no contaba con ningún intérprete femenina, un hecho lamentablemente demasiado habitual. Los solistas salieron a escena y los aplausos crecieron aún más, junto con los toses y los programas y vanos que iban aventando caras enrojecidas.

La música empezó a sonar y durante los primeros momentos llenó toda la sala con un sonido brillante y potente, haciendo paja el nivel de los intérpretes y la dirección musical. Sin embargo, una vez los solistas se levantaron para intervenir, el sonido, que por razones que desconocemos estaba amplificado, dejaba un excesivo margen a la imaginación. Se empezó a hacer muy difícil entender lo que decían los cantantes, y por tanto se hacía dificultoso seguir la historia, a falta de un libreto o un soporte escrito. Con todo, tanto los solistas como los músicos aportaron a la escena su mejor papel, unos con unas técnicas teatrales sencillas pero productivas y los otros con un sonido brillante aunque a veces quizás demasiado amplificado.

La obra elegida para la velada musical es la joya del género que la historia ha bautizado como zarzuela catalana, un género que hay que decir que no cuenta con una programación regular, y menos en grandes escenarios. El día 11 de junio pero, el Palau de la Música decidió arreglar la situación y aportar un espacio tan magnificente como su para dar voz a una pieza que seguro no deja indiferente.

Hay quien podría tildar de oportunista la elección de la pieza por los momentos políticos en los que se encuentra nuestra sociedad, y seguramente no irían del todo equivocados. Seguro que algunos personajes del público tenían bien claro lo que iban a escuchar por lo que habían decidido ir al Palau con la barretina bien puesta y elegante. En todo caso quedó clara la intención de los artistas cuando, en el momento del bis, sonaron las primeras notas de Els segadors; el público se levantó, emocionado y prendado, y entonó casi al unísono, el conocidísimo himno.

Así acabó la velada veraniega en el Palau, con un auditorio orgulloso y satisfecho de que corrió a vaciar la sala para ir a buscar los numerosos autobuses que los esperaban para devolverlos al Berguedà y alrededores.
 

Fofo: Simfònica de Cobla i Corda de Catalunya
 

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
ainavegarofes