Cámara

El despertar de la viola: la sonata de Rebecca Clarke

La historia de la clásica escrita por mujeres VIII

30-10-2020

Compositoras, profesoras, pianistas… todas y cada una de las siete músicas que, hasta ahora, han protagonizado La historia de la clásica escrita por mujeres tuvieron que luchar por su voluntad de perseguir una carrera profesional en el mundo de la música. En el artículo de hoy, descubrimos la figura de Rebecca Clarke, que se destaca del resto por haber sido una de las primeras mujeres en formar parte de una orquesta profesional y por haber contribuido enormemente al desarrollo del repertorio para viola.

Rebecca Clarke

Rebecca Clarke nació el 27 de agosto de 1886 en Harrow, donde empezó sus estudios de violín. Su primer contacto con la música se estableció en la asistencia a las clases que recibía su hermano pequeño a raíz del interés de su padre en esta disciplina artística. Con 19 años, Clarke fue admitida en la Royal Academy of Music; su padre, sin embargo, la obligó a abandonar el centro dos años después porque su profesor de armonía, Percy Hilden Miles —quien, en su legado, le acabaría dejando su Stradivarius—, se le declaró tras una clase. Antes de retomar sus estudios en la Royal College of Music en 1907, Clarke hizo su primera visita a los Estados Unidos, donde pasaría el resto de su vida a partir de la II Guerra Mundial.

Morpheus de Rebecca Clarke

Se convirtió en una de las primeras mujeres que recibieron lecciones de composición de Sir Charles Villiers Stanford

En la Royal College of Music, donde estudió hasta el año 1910, se convirtió en una de las primeras mujeres que recibieron lecciones de composición de Sir Charles Villiers Stanford: Stanford fue una figura clave en la formación de Clarke, siendo que fue él quien la convenció para dedicarse a la viola cuando este instrumento comenzaba a ser legitimado como solista. Durante su etapa formativa, Clarke tuvo contacto con Lionel Tertis, uno de los violistas más afamados de la época, y con el compositor Ralph Vaughan Williams, bajo la dirección del cual cantó música de Palestrina en un coro que ella misma había fundado. En este centro, Clarke también coincidió con quien décadas más tarde sería su marido: James Friskin, compositor, pianista y miembro fundacional de la facultad de música en la Juilliard School.

Trio para piano de Rebecca Clarke

En 1912 Clarke fue seleccionada por el director Sir Henry Wood para tocar en la Queen’s Hall Orchestra, convirtiéndose en una de las primeras músicas de orquesta profesionales.

Los primeros pasos como músico profesional de Rebecca Clarke fueron como violista: después de haber tenido que abandonar la Royal College of Music por no contar con el apoyo financiero de su padre, en 1912 Clarke fue seleccionada por el director Sir Henry Wood para tocar en la Queen’s Hall Orchestra, convirtiéndose en una de las primeras músicas de orquesta profesionales. Continuó su carrera de interpretación en Estados Unidos, donde se trasladó en 1916: a la otra orilla del Atlántico, Clarke presentó por primera vez en 1918 una pieza para viola y piano —Morpheus— bajo el seudónimo de Anthony Trent: en el mismo recital en el que se estrenó la obra, también interpretó piezas que la joven compositora sí había firmado con su nombre; éstas, a diferencia de las de Trent —que recibió numerosos elogios por parte de la crítica—, fueron descaradamente ignoradas por la prensa.

Sonata para viola y piano de Rebecca Clarke

En 1919 Clarke compuso la que es su obra más afamada: la Sonata para viola y piano. Patrocinada por su vecina y mecenas —la americana Elizabeth Sprague Coolidge—, la compositora presentó la sonata en una competición donde consiguió la primera posición, de entre 72 participantes, junto con una composición de Ernest Bloch, a quien Coolidge acabó declarando ganador. El empate causó furor entre la prensa, que especuló sobre el nombre de Clarke como un seudónimo de Bloch: era socialmente inconcebible que una mujer hubiera escrito una pieza como aquella. En 2019, un siglo más tarde, la obra fue considerada como la mejor sonata para viola que se había escrito nunca. Aunque participó más veces, Clarke no llegó a ganar ninguna vez la competición: bajo el patrocinio de Coolidge —ella fue la única mujer en recibirlo—, compuso su Trío para piano (1921) y la Rapsodia para violonchelo y piano —su obra más ambiciosa, compuesta 1923—, que culminan, junto con la sonata, la carrera compositiva de Clarke.

Rapsodia para violonchelo y piano de Rebecca Clarke

En sus obras, podemos detectar pinceladas del impresionismo de Debussy, así como la influencia del estilo de Ravel

La música de Clarke adopta los estilos de muchos de sus contemporáneos: en sus obras, podemos detectar pinceladas del impresionismo de Debussy, así como la influencia del estilo de Ravel, a quien conoció personalmente. Entre 1939 y 1942, durante el último periodo compositivo prolífico de Clarke —apenas antes de casarse en 1944—, su música tomó una vertiente más contrapuntística, reflejando el estilo más folclórico de Bartók en piezas que enfatizaban diferentes motifs y estructuras tonales: es el caso, por ejemplo, de la Passacaglia on an Old English Tune, estrenada por la misma compositora en 1941 y basada en un tema de Thomas Tallis. Con todo, Clarke nunca se atrevió a enfrentarse a los géneros para grandes conjuntos, y toda su obra está escrita principalmente para formaciones de cámara —con una gran presencia de la viola— y música vocal.

Passacaglia on an Old English Tune de Rebecca Clarke

El musicólogo británico Stephen Banfield afirmó en 1995 que Clark era, sin duda, la compositora británica más destacada del periodo de entre guerra. La falta de autoestima o seguridad en su habilidad compositiva y la depresión que sufría fueron algunas de las razones por las que Clarke dejó de componer después de contraer matrimonio y a pesar del constante apoyo que siempre recibió de su marido. La compositora, que también abandonó definitivamente los escenarios, se entregó a la escritura de sus memorias después de la muerte de Friskin en 1967: I had a father too (or the Mustard Spoon) —nombre que recibe su autobiografía— nunca llegó a publicarse, aunque la autora completó sus escritos en 1973.

“Dumka” para violín, viola y piano de Rebecca Clarke

Rebecca Clarke murió en 1979 en Nueva York cuando tenía 93 años. A pesar de que mucho de su corpus compositivo nunca ha sido editado, su legado musical es ampliamente reconocido por la habilidad de su mano compositiva. Actualmente, el bisnieto de Clarke, Christopher Johnson, divulga información sobre la compositora a través de la siguiente página web.

Chinese Puzzle de Rebecca Clarke

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  1. Avatar Johnson dice:

    Per obtenir la informació més precisa i actualitzada sobre la vida, la carrera i les obres de Rebecca Clarke, consulteu el seu lloc web oficial, http://www.rebeccaclarkecomposer.com. Per obtenir més informació, poseu-vos en contacte amb mi directament o utilitzeu la pàgina “Contacte” del lloc web. Sóc besnét de Clarke i propietària dels seus drets com a compositora i autora. La Rebecca Clarke Society no representa a Rebecca Clarke.

    1. Loles Raventós García-Amorena Loles Raventós García-Amorena dice:

      Moltes gràcies pel comentari! Hem afegit l’enllaç a la pàgina web oficial de la compositora a l’article.


Loles Raventós García-Amorena
Loles Raventós García-Amorena
Redactora
@LolesRaventos