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“Estamos aquí y eso aún va más allá”

Hablamos con el Cuarteto Gerhard, de celebración por su décimo aniversario

08-07-2020

El Cuarteto Gerhard está de celebración: diez años de una trayectoria destacada resonarán en la Sala de Concerts del Palau de la Música el próximo 5 de agosto. Nacido en 2010, la formación integrada por Lluís Castán y Judit Bardolet (violín), Miquel Jordà (viola) y Jesús Miralles (violonchelo) es hoy considerada como uno de los grupos con más proyección de Cataluña. Ganadores del premio “El Primer Palau”, el cuarteto ha actuado en diversos festivales nacionales e internacionales como la Schubertíada de Vilabertran o el MozartFest de Würzburg, además de registrar también una extensa discografía. Conversamos con ellos sobre esta celebración tan especial que tendrá lugar en su próximo concierto en el Palau.

¿Como estáis? ¿Como habéis vivido este confinamiento?

Lluís: Pues estamos bien, la verdad. Está claro que todo ha sido una experiencia diferente; sólo el hecho de tener que acostumbrarse a todo esto ya lo es, aunque lo hemos aprovechado para ganar nuevas perspectivas y para descansar un poco, que ya llevábamos diez años que nos costaba encontrar momentos como estos para parar y reflexionar. Ha sido una experiencia que hemos intentado aprovechar siempre tratando de sacar conclusiones buenas de una situación difícil.

Ya tocasteis a principios de año en el Palau. ¿Cómo se siente, volviendo y en condiciones tan especiales?

Judit: Para nosotros tocar en el Palau siempre es un momento esperadísimo, una mezcla entre la alegría de sentirnos como en casa pero también de admiración porque la sala es espectacular, especialmente la Sala de Concerts donde tocaremos el próximo 5 de agosto. Nos entristeció tener que cancelar el concierto que teníamos programado el pasado 17 de junio, pero de cara a la temporada siguiente podemos decir que vamos a tocar dos o tres veces más, así que una vez llevamos una trayectoria como ésta ya podemos decir que en el Palau nos sentimos como en casa. Y es precisamente el próximo concierto el que nos hace más ilusión, ya que después de tantos meses de confinamiento, poder volver a tocar aquí en un momento de celebración como este, hace que sea aún más especial de lo que ya lo era, así que estamos muy ilusionados y esperamos que la gente que venga a escuchar también lo esté.

Es un momento de reencuentro con el público y aunque en el ambiente recogido de un cuarteto, el calor de la audiencia es siempre esencial. ¿Como creéis que os afectarán las medidas adoptadas por el Covid-19?

Miquel: Hemos tenido suerte de que lo hemos podido organizar en la sala grande del Palau, por lo tanto la distancia social no debería ser un problema tan difícil de resolver como lo habría sido en una sala más pequeña. Aún así, hay que ver el punto positivo, ya que esperamos que la gente que venga pueda disfrutar de una experiencia bonita, e incluso me atrevería a decir que, también debido a que el público esté separado por un metro y medio, esta misma experiencia podrá ser mucho más vívida e íntima, individual pero a la vez colectiva; una experiencia que, al fin y al cabo, nos hará reflexionar como todos estamos en el mismo punto, como todos hemos sentido los efectos de una situación tan incierta. Creemos que será positivo, aparte de que la gente tendrá muchas ganas de escuchar música en vivo. Yo creo que si pensamos en la música, las limitaciones de aforo u otras restricciones se quedan en un segundo plano, no tienen por qué influir en la vivencia musical o en la experiencia de tocar, aunque hay que ser conscientes de la situación.

“Si pensamos en la música, las limitaciones de aforo u otras restricciones se quedan en un segundo plano, no tienen por qué influir en la vivencia musical.”

¿Cómo os sentís después de meses sin poder tocar juntos?

Jesús: Ha sido un reencuentro muy especial porque después de este descanso individual ya teníamos muchas ganas de volver a encontrarnos, de volver a trabajar juntos, ya que esta es nuestra razón de ser como grupo. Es una forma de vida, y el hecho de compartir tantas horas ensayando y trabajando juntos para descubrir la música es muy especial para nosotros. Ya hace unos días que hemos empezado a trabajar, y la verdad es que a sido un reencuentro mágico y con muchas ganas, sobre todo para tocar en el concierto y volver a pisar un escenario con público. Estamos muy ilusionados.

El trabajo de cuarteto es de largo recorrido y diez años son la muestra de una trayectoria bastante destacada. ¿Cómo véis vuestro recorrido?

Lluís: Muchas emociones. A veces puede que no nos demos cuenta que ya llevamos diez años de buscar, de explorar y de descubrir la música, de crecer, de madurar … Con este proceso persigues un objetivo musical y al final te das cuenta que acabas persiguiendo también lo que te enseña y descubre la vida. Diez años nos permiten empezar a mirar las cosas con más perspectiva para sacar las conclusiones de nuestra historia trabajando juntos.

Judit: Hace diez años sí que teníamos muy claro que dedicarnos al cuarteto era nuestra vocación, pero en ningún momento podríamos prever como estaríamos al cabo de tanto tiempo. Realmente es un punto para detenerse y mirar atrás, decirnos a nosotros mismos “estamos aquí y esto aún va más allá”. Es un momento bonito, uno más en este recorrido que aún continúa. Es una sensación muy bonita la de crecer, y lo es aún más si no lo hacemos solos y hay un apoyo por parte del público, que esperamos que disfrute de nuestra evolución como músicos.

Vuestra carrera ayuda a acercar este tipo de formación a Europa, donde la tradición de cuartetos está muy arraigada. ¿Qué os movió a tocar juntos?

Miquel: Nuestro referente siempre han sido las ganas de cada uno de nosotros de hacer música de cámara. Es una primera chispa que pone en marcha todo un proyecto, que sin eso mismo sería muy difícil ya que no sabríamos hasta donde nos podría llevar. Por otra parte, durante estos años de recorrido hemos tenido también referentes muy importantes como cuando nos formábamos en Basilea con el profesor Rainer Schmidt, del Hagen Quartet, el que ya conocíamos antes de hacer cuarteto. Nos marcó mucho su filosofía de cómo escucharnos y como escuchar nuestro sonido para buscarlo. Más que respuestas nos dio preguntas que todavía estamos contestando, y creo que el motor de nuestra carrera es esta búsqueda constante de preguntas, el hecho de cuestionarse todo el tiempo. Hacerse e intentar resolverlas en cada nueva pieza a la que nos enfrentamos, incluso en las que ya dominamos o hemos tocado muchas veces, es parte de esta actitud que hace que un cuarteto suene como el nuestro.

Después de tantos años juntos, cuáles son los secretos para mantener el equilibrio entre la profesionalidad de su trabajo en conjunto y sus perspectivas personales? ¿Cómo confluyen estos dos aspectos en el ámbito del Cuarteto?

Jesús: Esta es probablemente una de las partes más importantes de un cuarteto: que las cuatro perspectivas personales tengan un objetivo común. Todos teníamos muy claro lo que buscábamos en la vida, y el cuarteto es nuestra herramienta para hacerlo, la forma en que nos sentimos más cómodos para encontrar estas respuestas. En este aspecto, nosotros no tenemos ninguna duda.

Junto con grandes nombres, sois otro ejemplo de formaciones catalanas ya proyectan su prestigio a nivel internacional. ¿Cuál es un valor único por lo que destaca el Cuarteto Gerhard?

Miquel: Uno de nuestros mejores valores es que a parte de ser cuatro músicos somos cuatro amigos, y por lo tanto nuestra relación con la música y la relación entre nosotros va muy ligada, tanto musicalmente como profesionalmente. No creo que podamos hacer demasiada distinción entre una cosa y otra. Estamos cada día allí, y así como intentamos cuidar la música también nos intentamos cuidar a nosotros mismos y a la relación de grupo que tenemos. Yo creo que es muy importante, porque aquí sucede todo. Si somos capaces de escucharnos cuando ensayamos, seremos capaces de entender y comprendernos arriba de un escenario, que creo que es básico. Aquel mito de los cuartetos que van ahí, tocan y se van cada uno por su parte no se aplica al nuestro, no creemos demasiado en este modelo. También es cierto que el mejor modelo para nosotros somos precisamente nosotros mismos, el Cuarteto Gerhard.

Judit: Desde el principio siempre ha habido sólo una voz, una voz común; es lo que hemos sentido todos nosotros. Desde el primer momento que tocamos juntos sentimos que había algo que nos unía en una sola melodía que, de hecho, todavía está evolucionando, ya que seguimos buscando maneras de perfeccionarla y hacerla brillar más. En realidad, es un proceso que no acaba nunca, siempre hay margen para crecer, pero esas ganas por parte de los cuatro de fundirnos en un solo instrumento, el Cuarteto, para nosotros sale natural, nos es muy fácil encontrarnos y hablar como una única voz.

“Desde el primer momento que tocamos juntos sentimos que había algo que nos unía en una sola melodía que, de hecho, todavía está evolucionando.”

El programa del próximo concierto en el Palau incluye un repertorio maduro. Podríais dar algunas pinceladas del por qué de esta elección?

Lluís: Es un repertorio importante, lo queremos mucho. Tras meses tocando cada uno por separado, poder reencontrarnos sobre un escenario para interpretar estas obras es emocionante. En primer lugar, el Cuarteto de cuerda núm. 2 de Robert Gerhard nos ha acompañado desde el principio. El Cuarteto núm. 15 D887 en Sol Mayor de Schubert, por otro lado, es definitivamente también una obra muy especial que nos ha ayudado a formarnos como grupo, además de ser de una belleza increíble. Es una obra difícil, eso sí, pero tiene la capacidad de remover por dentro a quien la escucha; es una música muy potente. Con todo, creo que el programa es muy bonito, pero a la vez es un programa muy nuestro, nos representa mucho.

¿Qué es lo que hace tan complejas estas obras?

Judit: Son obras que sí es cierto que requieren un cierto punto de madurez, sobre todo el cuarteto de Schubert, ya que es una obra que teníamos en la cabeza justo empezamos a tocar juntos pero en realidad no nos atrevimos a tocarla hasta que estuvimos seguros de tener los recursos tanto técnicos como emocionales para estar sobre un escenario durante cincuenta minutos explicando esta pieza. Ahora es un buen momento para hacerlo.

El peso de la obra se sostiene sobre los cuatro, pero la sala es enorme. ¿Cómo os sentís ante esta responsabilidad?

Jesús: Nos recuerda al premio Primer Palau, cuando la sala estaba llena. La sensación es magnífica, pero sí es cierto que nos quedamos un poco pequeñitos ante un público tan grande. Es como la sensación de ser unos futbolistas en un estadio grandioso. Es fantástico.

Judit: Sí, yo recuerdo especialmente los aplausos del final. Fue una experiencia increíble sentir que estábamos los cuatro en el escenario delante de tanta gente. Fue todo muy impactante, y nos encantaría volver a sentir esa sensación, aunque el aforo será algo más reducido. Estamos muy ilusionados por volver a tocar sobre este mismo escenario, son conciertos que llevas en el corazón.

Miquel: La verdad es que sí. Esperamos que el público tenga ganas de venir al concierto, de venir al Palau y de encontrar mucha música y muchas ganas de compartirla. Será muy bonito.


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