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La OCM hace revivir los fantasmas de Brahms y Rachmaninov

Iván Martín i l’OCM interpreten les dues obres més cèlebres dels compositors el 25 d’octubre al Palau de la Música Catalana

09-10-2020

En una carta de 1829, Goethe tildaba a los románticos de «enfermos» mientras que él, considerándose a sí mismo epígono del clasicismo literario-filosófico, formaba parte de aquel círculo intelectual «sano». Eso no obstante, en su figura se incluyen tanto las primeras ideas románticas del movimiento Sturm und Drang como se encarna toda la tradición clásica e idealista consolidada. Su figura es clave, por tanto, para rehacer estos dos polos y aproximarse así la aparente abismo que parece separar estas dos maneras de pensar y entender el mundo del 1800. En esta misma línea, se entiende mejor el lazo menudo invisible pero evidente entre Johannes Brahms y Serguéi Rajmáninov. El primero, «un clásico entre los románticos» y el segundo, «el más romántico entre los clásicos rusos» y ambos, los invitados de lujo del concierto del 25 de octubre de 2020 a las 17.30h en el Palau de la Música Catalana, con Iván Martín i l’OCM, dirigida por Tomàs Grau.

Fotografía de Ivan Martín, pianista solista en el concierto dedicado a Brahms y Rachmaninov en el Palau de la Música Catalana el 25 de octubre de 2020. Fuente: Tarragona Cultura

Las confluencias entre estas dos figuras, sin embargo, no cesan aquí: a pesar de ser nombres notablemente conocidos dentro de los cánones de la Historia de la música, ambos ocultan un pasado traumático fruto de su primera producción sinfónica. Brahms se sentía eclipsado por su antecesor. El mismo Debussy sentenciaría años más adelante que el género había quedado obsoleto tras Beethoven. «Me parece que la prueba de la futilidad de la sinfonía se estableció desde Beethoven», declaraba en un artículo de la primera década del siglo XX. Y añadía: «Debemos concluir que la sinfonía, a pesar de tantas transformaciones, pertenece al pasado». Similarmente debió sentirse Brahms, que hasta la edad de 43 años no se atrevió a escribir una sinfonía por la sombra omnipresente del fantasma de aquel ya célebre e incuestionable genio de Bonn. Su talento era innegable e inmejorable, y por eso exclamaba, sobre un manuscrito póstumo del primero, que «incluso si no hubiera título al documento, no podría ser otro: Beethoven es siempre y para siempre!»

También Rakhmàninov tenía la impresión de estar rodeado de una aura fantasmagórica, pero en este caso era él mismo el que tomaba las dimensiones no-corpóreas características de estos seres: se consideraba «un fantasma errante en un mundo alienígena», un mundo de autores clásicos rusos donde no encajaban del todo ni sus composiciones y creaciones, ni su visión propia del hecho musical. Su trauma derivaba también de la actio compositiva. O, mejor dicho, del resultado de la primera tentativa. Con sólo 24 años, el joven músico quiso presentar una sinfonía en re menor, que resultó ser un fracaso absoluto. La crítica lo condenó y él se vio incluso forzado a destruir el papel con el que la había escrita. Cuarenta y ocho años más adelante, el director de orquesta Aleksandr Gauk volvería a revalorar la sinfonia en los escenarios, dándole una segunda vida y proyectándola, ahora sí, a un éxito absoluto. No obstante, el conflicto primero provocó una depresión y un bloqueo creativo en Rachmaninov, durante más de tres años.

Brahms y Rajmáninov son los invitados de lujo del concierto del 25 de octubre de 2020 a las 17.30h en el Palau de la Música Catalana.

El tercer elemento en común que mantienen estos dos compositores es meramente circunstancial, pero permite al público catalán hacer reavivar las dos figuras a través del diálogo que mantienen, a pesar de la distancia geográfica que los separaba y la distancia temporal que ahora nos aleja de ellos. De la mano de Iván Martín y la Orquesta Sinfónica Camera Musicae, y bajo la batuta de Tomás Grau, el Palau de la Música Catalana será el escenario donde, el 25 de octubre de 2020 a las 17.30h, tendrá lugar el reencuentro musical entre dos personajes reconocidos pero todavía demasiadas veces en segundo plano. Debido a la crisis sanitaria de la Covid-19, Ivo Pogolerich no podrá ser el solista de cabecera encargado de conducirnos por este viaje en el tiempo y en el espacio, pero el pianista de Las Palmas de Gran Canaria es también un candidato excelente para la interpretación de las dos obras que culminaron el «hacerse un nombre», dentro del panorama musical del siglo XIX, de Rachmaninov, con el Concierto para piano y orquesta núm. 2, op 18, y Brahms, con su Sinfonía núm. 4, op. 98. Dos obras que no sólo permitieron quitarse la capa blanca y fantasmagórica que se les había pegado a la piel, sino que también contribuyen a ensanchar el diálogo artístico con otros autores, obras y momentos históricos, como la Cantata 150 de Johann Sebastian Bach, cantata en la que está inspirado el último movimiento de la sinfonía de Brahms; o bien las canciones popularmente conocidas I Think of You y Full Moon and Empty Arma de Frank Sinatra, que toman fragmentos de la melodía de la obra de Rachmaninov para recrear su viveza y majestuosidad, ahora en un nuevo medio y en un contexto radicalmente diferente.


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