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Retrato del tenor Josep Palet i Bartomeu
Obra de los Fotógrafos Napoleon de 1910. |
Hace 140 años, nació en Martorell Josep Palet, un joven superdotado para el canto que fue descubierto cuando trabajaba como aprendiz de pastelería. Su talento lo llevó a triunfar por los teatros de ópera de todo el mundo. A pesar de su éxito internacional, Martorell siempre fue el punto de referencia para Palet, el lugar donde sentía que volvía a casa.
Ahora, su ciudad natal homenajea su figura con todo un año de actos conmemorativos, incluyendo varios conciertos de ópera y la primera edición de un concurso de canto. Asimismo, Jaume Tribó, apuntador del Liceu, ofrece la conferencia Redescubriendo a Palet el 7 de junio, y del 30 de junio al 17 de septiembre se podrá ver la exposición Josep Palet. O tenor o nada. Aleix Palau Talavera, comisario de la exposición y gran conocedor de la vida y obra de Josep Palet, explica para Barcelona clásica algunas de las vivencias más destacadas de la figura del tenor.
Palau ha investigado exhaustivamente y recopilado todo tipo de información, a través de notas, material discográfico, cartas, diarios… Reconoce que existen algunas carencias importantes en la biografía del tenor, ya que buena parte del archivo histórico y personal guardado su casa en Milán quedó destruido durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, el legado que se ha recuperado es bastante importante.
Josep Palet nació en Martorell el 7 de junio de 1877. De familia acomodada por parte del padre, estudió, junto con su hermano, en Zaragoza, pero ambos contrajeron el tifus y volvieron con la familia a Martorell. Ellos se curaron, pero los padres se contagiaron y el padre murió de forma fulminante poco tiempo después. El hermano estudió en el seminario y él continuó con sus estudios, mientras hacía algunas clases de música.
Se fue a Barcelona a hacer de aprendiz en una pastelería, donde conocería a su protector y mecenas, el industrial Ramon Batlló, quien, viendo sus aptitudes, lo recomendó al compositor y director de orquesta
Joan Goula. Este le haría de representante y le ayudaría en su formación y también a impulsar su carrera.
Con solo nueve meses de preparación y con 23 años, Palet debutó en el Liceu, con La Favorita de Donizetti. El éxito fue rotundo. El día del debut, las entradas ya estaban agotadas y la policía tuvo que intervenir.
Los diarios recogen que todo el mundo lo quería ver y que no había más localidades.
Ese día nacía el fenómeno Palet y su carrera ya sería imparable. Actuaría los principales escenarios operísticos del mundo y encadenaría éxitos a todas partes donde iba.
Un superdotado de la música
Una de las características del tenor Palet y que remarca el comisario Aleix Palau es la celeridad de su aprendizaje: tenía una capacidad de estudio muy grande y una gran retentiva que le permitía recordar numerosas óperas.
Cuando debuta en el Liceu, ya sabía seis óperas y con el tiempo su repertorio se amplió, hasta el punto que se dice que llegó a conocer más de 90 óperas.
Otra característica muy importante que remarca el comisario de la exposición son sus aptitudes vocales y musicales. Dicen que tenía una voz preciosa que modulaba a voluntad y que su dicción era muy buena, ya fuera en los tonos altos y agudos como en los bajos, lo que le permitía que pudiera adaptarse a los repertorios más diferentes. Era capaz de cantar
Lohengrin y
Los maestros cantores de Nuremberg de Wagner,
Los hugonotes de Merbeyer,
La Gioconda de Ponchielli,
Lucia di Lammermoor de Donizetti,
Rigoletto y
Un baile de máscaras de Verdi … También dicen las crónicas que su voz mantener siempre la misma frescura vocal, a pesar de los años, y que podía cantar las mismas óperas de los inicios.
Fenómeno Palet
A raíz ¡de su debut en el Liceu, su carrera se desarrolló de forma muy rápida. A la semana siguiente ya debutaba en el Teatro Real de Madrid, con
Lohengrin de Wagner, y poco después estaba en Lisboa, Bilbao, Valladolid, Treviso y otras ciudades de Italia, donde consiguió un gran éxito con el repertorio italiano.
En 1904 debutó en Río de Janeiro; en 1905 lo hará en Egipto y actuará los mejores teatros del mundo: Argentina, Brasil, el Gran Teatro de La Habana, México, Chile, Venezuela, San Francisco, Boston, Canada … Cuando vuelve a Italia, debuta en Palermo, en Roma, en La Scala de Milán … En 1911 se casa con Luisa Eringio y con el tiempo se instala en Milán.
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No deja de trabajar, tanto en todo el continente americano como en los principales teatros de Europa. Hacía muchas giras, pero siempre volvía a su casa de Martorell. Actúa en el Liceo varias temporadas y también en el teatro Olimpia, en Las Arenas y el Novedades.
El año 1932, el Liceo le hace una gala de honor de despedida.
Palet implicará en cuestiones sociales y musicales. Promoverá el
Teatre Natura,, un teatro que se hacía en espacios naturales, así como en festivales benéficos, para ayudar al hospital de Martorell. Cuando vuelve a los años 30, fomenta el Teatro Lírico Nacional, que nace con la intención de que se hicieran óperas cantadas en catalán, un proyecto que no acabará de arraigar.
Los últimos años de su vida no fueron fáciles. Seguía cantando y haciendo giras por ciudades pequeñas, pero la carrera fue declinando y su economía también se ve afectada. Además, la guerra civil española le marcó mucho: él era profundamente católico y el hermano, rector de Cornellà, es fusilado. Cuando empieza la Segunda Guerra Mundial, su hijo se incorpora al ejército y, además, cae una bomba en su casa que destruye su archivo personal. Todos estos hechos debilitaron, sin duda, su salud. Él quería volver a Martorell, pero murió en Milán en 1946, mientras iba en tranvía. Tenía 68 años.
El mismo año de su muerte, la ciudad le dedicó un gran homenaje y le proclamó hijo predilecto de la villa. Ahora, 140 años después,
la ciudad vuelve a recordar su figura para que los aficionados a la ópera no olviden al tenor de Martorell que se hizo universal.
