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Las pasiones de Bach de Herreweghe

06-03-2020

Nuestra tardopostmodernidad nos hace perder, fácilmente, el horizonte religioso y espiritual donde adscribir los diferentes ciclos de cantatas religiosas y pasiones, de entre las que destacan las de Bach. Sin embargo, este mes tendremos la oportunidad de disfrutar, de la mano del director Philippe Herreweghe en el Palau de la Música, la transparencia y la espontaneidad que hacen que sus versiones de las pasiones de Bach sean todo un referente en la interpretación.
«En música, todo depende de la interpretación». Esta frase atribuida a Johann Sebastian Bach (1685-1750) indica, sin lugar a dudas, ya no sólo uno de los grandes caballos de batalla que libró el Kantor con el Consejo Municipal de Leipzig para alcanzar una mejora de sus efectivos vocales e instrumentales , sino también de lo que ha sido la interpretación musical de las dos pasiones bachianas llegadas hasta nuestros días: la Pasión según San Juan BWV 245 (1724) y la Pasión según San Mateo BWV 244 (1727). Y es que estas dos obras, con permiso de la Misa en si menor BWV 232 y las llamadas obras teoréticas, constituyen las auténticas cumbres del legado del músico de Eisenach.

Y es que Johann Sebastian Bach, desde el siglo XIX, se ha convertido, con permiso de Ludwig van Beethoven (1770-1827), el verdadero centro del canon musical de Occidente. Sin esta centralidad, no es menos cierto que esta viene muy marcada, al menos en nuestro país, por la interpretación habitual de una serie de obras muy concretas y conocidas de todos. Y entre ellas, especialmente las dos pasiones. Sin ir más lejos, en marzo de 2015 quedó como una de las fechas importantes de los últimos años en la historia de L’Auditori gracias a la poética versión que el director belga Philippe Herreweghe (Gante, 1947) hizo de la Pasión según San Juan BWV 245, en la versión, sin embargo, de 1725 que difiere de la de 1724, así como de la definitiva de 1749, por la ausencia del excelso corazón inicial del “Herr, Unser Herrscher“. El motivo de esta ausencia? Una polémica con las mismas autoridades religiosas y municipales con las que Bach estuvo siempre en disputa, al menos hasta el 1736 cuando consiguió el nombramiento honorífico de compositor de la corte de Dresde.

Cinco año después, tenemos la oportunidad de volver a disfrutar del arte superlativo del Collegium Vocale Gent, el gran proyecto de dicho Herreweghe, ya no sólo con esta pasión juanista, en la versión original de 1724 de la que acaba de publicar un nuevo trabajo discográfico, sino también con la que por el propio Bach era su obra maestra: la Pasión según San Mateo BWV 244.

El estreno de la Matthäus Passion, el Viernes Santo de 1727, hay que leerla como la cima absoluta de la trayectoria bachiana vinculada a los ciclos de cantatas y sobre todo a la materialización de su conocido Endzweck o hito artístico: lograr «una música religiosa bien regulada y ordenada para la Gloria de Dios». Con permiso de la citada Johannes Passion, pocas otras obras en la historia de la música occidental alcanzan el grado de ars perfecta en el logro, diciendo con palabras de J.E. Gardiner, de una «fusión única de exégesis, música y drama». El manuscrito autógrafo posterior de 1736 de la Pasión según San Mateo elaborado con gran minuciosidad con el uso de dos tintas (roja y marrón oscuro) y dos tipologías de letra (siempre en gótica, a excepción de las palabras del Antiguo Testamento que lo son en grafía latina) parecen indicar como, en efecto, J.S. Bach era plenamente consciente de que esta era, hasta ese momento, su obra musical más significativa.

Al igual que nuestra tardopostmodernidad nos hace perder, fácilmente, el horizonte religioso y espiritual donde adscribir los diferentes ciclos de cantatas religiosas y pasiones, algo parecido nos pasa con el tema de la interpretación de estas. Si hay alguien que haya indagado en esta cuestión, este es Philippe Herreweghe.

Y es que, a pesar de que Herreweghe no ha llegado a complementar la grabación de la integridad de las cantatas bachianas, una cima que sólo han realizado el binomio Nikolaus Harnoncourt & Gustav Leonhardt, Ton Koopman, Maasaki Suzuki y John Eliot Gardiner, entre los historicistas, las versiones del director de Gante son una referencia. Su contacto con la música de Bach, precisamente, nació de la colaboración con el citado trabajo de los pioneros Harnoncourt y Leonhardt por el sello TELDEC. De la mano de Harmonia Mundi, a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, los equipos musicales de Herreweghe comenzaron a avanzar por multitud de repertorios (llegando, incluso, a Anton Bruckner, Gustav Mahler, Arnold Schönberg y Kurt Weill!), pero siempre con puntuales incursiones en Bach para hacer unas versiones que destacan por su transparencia, afinación y sentido de la declamación del texto. Posiblemente, en esto la formación de Herreweghe como psiquiatra ha ayudado a cómo hacer llegar esta música del pasado con gran dosis de elocuencia y espontaneidad.


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