Dividido en dos partes, la primera mitad del concierto estaba constituida por las obras del catalán
Joan Mangrané y el alemán
Jörg Widmann, ambos artistas invitados de esta temporada 2019-20 en el Palau de la Música. La velada comenzó con
Madrigal de Mangrané, un cuarteto de cuerda que nos introdujo en un ambiente de música difuminada pensado para marcar las distancias entre lo que empezaba a suceder dentro de la sala y el mundo real. La calma absoluta fue rota por el
Cuarteto núm. 3, “la Caza” de Jörg Widmann, uno de los platos fuertes del programa contemporáneo con claras influencias románticas. Los miembros del Lassus Quartett demostraron que no ponen límites a su interpretación: la paciencia del cazador, la angustia de la presa, el estrés de la persecución, la violencia y la muerte. Todo estuvo presente en una magnífica puesta en escena tanto visual como auditiva, en la que se oyeron tímidas risas por parte del público ante el espectáculo que estaban presenciando.
La segunda parte retomó un carácter más clásico con la interpretación del
Cuarteto núm. 17, “la Caza” de Mozart. Escrito en 1784, el cuarteto fue inspirado por la música de Haydn, gran amigo de Mozart a pesar de la diferencia de edad entre ambos compositores. Lassus Quartett arrancó la segunda parte con una cacería más relajada interpretando la delicadeza y las delicias que presenta la música del genio de Salzburgo. A pesar de la buena interpretación de una música maravillosa, sorprendentemente, lo mejor aún estaba por venir.
Nada es más placentero para quien hace crítica musical que escribir sobre la transformación del ser humano después de haber escuchado un evento musical único. El Lassus Quartett me ofreció el pasado martes este regalo con un “mix” de obras de
John Cage (1912-1992),
Orlando di Lassus (1532-1594) y
Thomas Adès (1971). ¿Es posible la comunión entre tres artistas de estilos y épocas tan diferentes? Sólo aquellos que no se fueron de la sala antes de que finalizara el concierto pudieron presenciar un milagro musical de quince minutos capaz de transformar y hacer renacer cualquier individuo sobre la faz de la tierra. La magia culminó con los segundos de silencio del público, sin aliento, antes de estallar el aplauso.
Con el concierto ofrecido por la formación constituida por
Joel Bardolet (
violín I),
Antonio Viñuales (
violín II),
Adam Newman (
viola) y
David Eggert (
violonchelo) se hace patente la importancia de promocionar proyectos como el Cicle d’Intèrprets Catalans, que no sólo nos permitió disfrutar de un cuarteto liderado por un violinista catalán, sino que, además, supuso un importante impulso a la música contemporánea que, por subestimación del público o por las normas del mercado, todavía cuesta programar . ¡Bravo a Lassus Quartett!
Foto: Lassus Quartett