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La OCM homenajea la OPC

Salvador Mas se pone delante de la formación con Pau Codina como solista

08-10-2020

El próximo martes 13 de octubre a las 19: 00h, la Orquesta Sinfónica Camera Musicae vuelve al escenario del Palau de la Música para conmemorar, bajo la batuta de Salvador Mas, el centenario de la Orquesta Pau Casals. Este proyecto significó la culminación del maestro como director musical con su vocación de dotar a Barcelona de una temporada orquestal estable y basada en la excelencia no sólo artística, sino en la vertiente de gestión humana y social. La fundación de la Sociedad Obrera de Conciertos es un ejemplo clarísimo de la vocación de servicio de Pau Casals, que dotó a los obreros de las herramientas para enriquecerse y disfrutar de la mejor música sin caridad ni paternalismos, empoderándolos —palabra tan de moda— y convirtiéndolos en auténticos gestores culturales.

Orquestra Pau Casals

La velada del próximo martes 13 de octubre, el día exacto en que se cubren 100 años del primer concierto de la OPC, comenzará con la Suite para orquesta núm. 3 en Re Mayor de J. S. Bach. Uno de los géneros más populares en la Alemania del Barroco, Bach compuso cuatro suites orquestales, dos de las cuales —la tercera y la cuarta— en la tonalidad de Re Mayor. La suite que interpretará la OCM tiene su origen hacia el año 1730, de cuando proviene el manuscrito más antiguo de algunas partes de esta obra: Bach compuso las partes para el primer violín y el bajo continuo, mientras que C.P.E. Bach y un alumno de su padre, Johann Ludwig Krebs, se encargaron de escribir las partes para la trompeta, oboe y percusión y para el segundo violín y la viola, respectivamente: la orquestación, por tanto, está formada por tres trompetas , tambores, dos oboes y la sección de cuerda. Ésta, sin embargo, es la única que interpreta el segundo movimiento de la suite, constituido por el Aria, una de las piezas barrocas más famosas: es conocida popularmente como Aria para cuerda a raíz de un arreglo que hizo de ella el violinista August Wilhelmj. La suite —que Bach llamaba obertura— se divide en un total de cinco partes o danzas: obertura, aria, gavota, bourrée y, para terminar, la giga.

Suite para orquesta núm. 3 en Re Mayor de J. S. Bach

Seguidamente, podremos escuchar el Concierto para violonchelo en La menor, Op. 129 de Robert Schumann. Pau Codina es el cellista que interpretará la parte solista de esta obra compuesta precisamente en octubre del año 1850, seis años antes de la muerte del compositor. La elección que hizo Schumann como título —Konzertstück (pieza de concierto) y no Konzert (concierto)— constituyó un avance de la concepción revolucionaria que él mismo había hecho de la pieza. La estructura de la obra en sí ya forma parte de las numerosas innovaciones que contiene: Schumann odiaba los aplausos entre movimientos, una cuestión que aún actualmente no hemos sabido —¿se ha de aplaudir aunque sea a costa de interrumpir la interpretación?— y por lo que el compositor alemán compuso la música sin incluir ninguna pausa entre sus tres movimientos. Estos se caracterizan por lo siguiente: el primer movimiento contiene una larga exposición donde se presentan diferentes temas que surgirán a medida que avanza la pieza; el segundo movimiento, más breve pero con un intensísimo despliegue de lirismo melódico en el tema principal, presenta un diálogo entre el violonchelo solista y el primer violonchelo que algunos estudiosos han interpretado como una conversación entre el compositor y Clara Schumann; y, finalmente, en el tercer movimiento hay una in tempo cadenza con acompañamiento orquestal, algo sin precendentes en el tiempo de Schumann. Este nunca se consideró apto para escribir «un concierto por los virtuosos» y, finalmente, acabó componiendo hace 170 años una obra que, alejada del virtuosismo que caracterizó muchas piezas de su época, nunca fue interpretada en vida del compositor.

Jacqueline du Pré interpreta el Concierto para violonchelo en La menor, Op. 129 de Robert Schumann

La velada se cerrará con la Sinfonía núm. 40 en Sol menor de Mozart. Compuesta en 1788, fue la penúltima sinfonía que escribió el compositor y, para distinguirla de la única que hasta ahora había compuesto en una tonalidad menor —la núm. 25, también en sol menor—, fue considerada como la “mayor” —la anterior, como la “pequeña”. De forma similar al caso de la obra de Schumann, no hay ningún documento que evidencie que la sinfonía se estrenara en vida de Mozart, a pesar de que existe un cartel donde se anuncia un concierto dirigido por Salieri con «una Gran Sinfonía compuesta por Herr Mozart». Mozart revisó la obra hasta dos veces y se conservan los manuscritos de las dos versiones: la primera no incluía clarinetes, que fueron añadidos en la segunda después de que el compositor reescribiera la parte de las flautas y de los oboes. Esta sinfonía, que inspiró obras de Schubert y temas de Beethoven, contiene cuatro movimientos: todos, salvo el tercero, en forma sonata. Las críticas que ha despertado la obra son, en general, muy diversas, pero predomina una incuestionable admiración por ella y es una de las piezas del compositor que se graba con más frecuencia.

Leonard Bernstein dirige la Sinfonía núm. 40 en Sol menor de Mozart

La conmemoración del centenario de la Orquesta Pau Casals constituye el segundo concierto que ofrece la OCM esta temporada en el Palau de la Música, siempre respetando todas las restricciones sanitarias para asegurar un espacio cultural seguro. ¡No se lo pierdan!


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Loles Raventós García-Amorena
Loles Raventós García-Amorena
Redactora
@LolesRaventos