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Oriol Aguilà: “En 2021 volveremos a estar en vivo en Peralada”

El director del Festival de Peralada afirma que llevaron adelante la edición de este año "con el objetivo de dar un testimonio de resistencia"

14-09-2020

El Festival Castell de Peralada es, sin duda, uno de los puntos de encuentro por excelencia de los melómanos catalanes. De hecho, se trata de un evento tan conocido que cada año reúne gente de todo el mundo. Debido a la pandemia del coronavirus, los organizadores del festival anunciaron el mes de mayo la cancelación de la edición que estaba inicialmente prevista para este verano. Al final, sin embargo, optaron por sacar adelante una edición especial, el Festival Castell de Peralada Livestream.

Oriol Aguilà es el director del festival desde el año 2010. También dirige las asociaciones Ópera XXI y Festclásica, encargadas de representar el sector lírico español. Dirigió el programa de mecenazgo del Gran Teatro del Liceo durante el período de reconstrucción del edificio y durante la primera década del nuevo Teatro. Antes de liderar el Festival Castell de Peralada, fue Director de Estrategia y Marca de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales.

¿Qué valoración hacéis desde el Festival Castell de Peralada de la edición Livestream?

El objetivo de esta edición era únicamente dar señales de vitalidad. En medio de la pandemia, queríamos decir: “Estamos aquí”. Decidimos cancelar la edición de este año porque valoramos que no podíamos hacer otra cosa. La prudencia y la seguridad del público, de los artistas y de todos los equipos técnicos y de producción pasaba por delante de cualquier otro razonamiento. La mayoría de festivales europeos que hacen ópera y danza han hecho lo mismo. Fue una decisión constatada y compartida en ese momento, sobre todo a través de los colegas y compañeros de la Federación Europea de Festivales y de toda la red internacional a la que pertenecemos. Por suerte, después las cosas mejoraron. Por eso, decidimos hacer esta edición especial en streaming con el objetivo de dar un testimonio de compromiso. Ha sido una edición de resistencia, que ha servido para decir al público que en 2021 volveremos. Queríamos mantenernos conectados con el público y los artistas. Por lo tanto, hemos cumplido la única misión de este año, que era decir que estamos vivos. Ahora bien, no podemos estar satisfechos. En esta situación, las valoraciones de éxito son absurdas. Estamos esperando el año 2021.

En la presentación del Festival Castell de Peralada Livestream, dijiste que “si aquí hay un festival pensado para vivirlo ‘in situ’, es el de Peralada; por los jardines, por el castillo, por el ambiente, por la experiencia en Peralada”. ¿Crees que, a pesar de la excepcionalidad de esta edición, se ha conseguido mantener esta esencia de la que hablas?

La esencia del festival sólo puede vivirse de forma presencial. La experiencia en vivo es inherente a la razón de ser de nuestro festival. Por lo tanto, este año ha sido un año de exilio, un año extraño, un año de transición. En 2021 estaremos en vivo en Peralada, que es donde debemos estar. El streaming ha sido una buena herramienta, útil y eficaz. Nosotros hace muchos años que trabajamos el proyecto audiovisual del festival; nos da mucha difusión, tanto aquí como en los circuitos melómanos internacionales. Creemos en la ventana audiovisual del festival. Lo que hace esta ventana, sin embargo, es invitar a venir a conocer presencialmente nuestro festival. No es sustitutivo de lo presencial, sino que es una invitación y, también, un servicio para aquellas personas que no pueden desplazarse. No nos imaginamos un festival únicamente en streaming. De manera complementaria, fenomenal. El streaming perdurará, pero no es esencial.

¿La gente que asistió presencialmente en el festival de este año pudo disfrutar de esta esencia que nace de la experiencia en vivo?

Dedicamos cada noche a un sector diferente de la sociedad: a los jóvenes, al mundo de la cultura y la comunicación, al mundo del turismo de la Costa Brava y al sector sanitario de las tierras gerundenses. Los asistentes venían con la certeza de que eran unos espectadores privilegiados y con la gratitud de que hiciéramos el festival. Venían con una gran sensación de seguridad. Todo el mundo nos decía: “Habéis sido valientes. No teníais la obligación de hacerlo, y habéis querido hacerlo igualmente”. Algunas personas manifestaron que lo vivieron como la noche del verano, que se llevaban un gran recuerdo y mucho coraje para continuar. Quisimos invitar a personas a venir de público porque no queríamos ser sólo como un plató de televisión. Además, queríamos que los artistas tuvieran la comunión con el público. Para muchos artistas, era el primer concierto después del confinamiento, y era importante que no estuvieran solos. En nuestro festival, el público genera una razón de ser, crea una atmósfera.

¿Cómo crees que funcionan las medidas exigidas a causa de la pandemia del coronavirus?

Hemos seguido todos los protocolos recomendados y, incluso, más. El público decía que en ninguna parte podía estar más seguro que aquí. Además, el público que asiste a teatros y conciertos suele tener unos ciertos costumbres, una manera de hacer muy tranquila y ordenada. Por naturaleza, pues, ya puedes tener la certeza de que en los actos culturales no tendrás ninguna sorpresa. Si, además, le añades los protocolos de precaución… ¡Es el lugar más seguro del mundo!

A causa de estos protocolos, me imagino que la organización del festival de este año ha sido un experimento. ¿El año que viene prepararéis un formato similar?

No. El año que viene queremos volver a programar el festival presencial que hemos hecho durante los últimos 33 años. Este es nuestro horizonte. Un festival es la comunión entre artistas y público; es la fiesta de las artes, como dice su nombre. Esto significa que un festival tiene una liturgia. El público viene a Peralada, que es un espacio propicio, al aire libre, con la predisposición abierta a descubrir la nueva creación. Siempre buscamos la máxima calidad y excelencia artística. Si las circunstancias nos llevan a otra situación, tendremos la capacidad de encontrar soluciones para nuestro público. Nos imaginamos el festival del próximo año tal como corresponde a un festival al aire libre.

¿Os lo imagináis, pero, con medidas de seguridad?

Esto lo marcará la evolución de la pandemia. No nos podemos pronunciar. Las autoridades sanitarias marcarán el camino. Ahora ya sabemos cómo hacerlo y, por lo tanto, en 2021 será todo mucho más natural y sencillo que este año, en el que todo ha sido nuevo y extraño.

¿Cuáles son los ánimos del equipo del festival? Como encaráis la próxima temporada?

El equipo tiene muchas ganas de volver y recuperar la velocidad de crucero. El equipo es sensacional, es el alma y el motor del festival. Somos conscientes de que no será fácil, de que será progresivo. El golpe del mes de marzo fue duro. Estábamos poniendo en marcha motores y tuvimos que parar. Ahora bien, estamos trabajando para que la edición del 2021 se pueda hacer con la máxima normalidad posible.

¿Por qué apostasteis este año por la nueva creación, por dar más voz a los compositores y creadores?

No era nuevo. Apostar por la nueva creación es nuestra idiosincrasia, nuestra personalidad. Siempre hemos apostado por los encargos, por la ópera contemporánea. Hemos programado siempre muchos estrenos de ópera contemporánea; seguramente, muchos más que algunos teatros públicos que también apuestan por la nueva creación. En el festival testimonio de este año, es evidente que queríamos recoger, también, la nueva creación.

¿Qué rol debe jugar un festival musical como el de Peralada en esta situación tan excepcional, en este momento social tan complejo?

Al final, hablando en términos europeos, los festivales son el sello más genuino de nuestro continente. Por lo tanto, los festivales debemos contribuir a hacer una sociedad más comprometida, que pueda disfrutar más de las artes. La cultura es un bien esencial de nuestra vida. Sin cultura y arte, la vida no tiene sentido. La cultura es el alma de la existencia de la humanidad.

¿Y la cultura es ahora más necesaria que nunca?

Efectivamente. Durante el confinamiento, la cultura, las artes, la música han acompañado las casas de una manera absolutamente natural. ¡Probad de imaginar el confinamiento sin cultura! Sin cultura, nuestra vida no tendría sentido. Cultura más que nunca.

¿Ahora que vivimos la crisis más dura de los últimos tiempos, es más urgente que nunca reclamar un aumento del presupuesto de cultura de hasta el 2%?

Claro. La cultura siempre ha sido la hermana pequeña de todos los presupuestos, la última de la cola. Si desde los gobiernos no se cree ni se apuesta por la cultura, los programadores, solos, no podemos hacer mucho. Siempre se queda todo en palabras. Habría que creer de verdad en una sociedad donde la cultura, al igual que la educación, pueda contribuir a hacer unos ciudadanos mejores, que disfruten con más plenitud de la vida. Necesitamos el apoyo de las administraciones más que nunca. En este sentido, hay países donde realmente la pandemia ha llevado la cultura a primer término. Hay gobiernos que han creído que, sin cultura, su obra de gobierno no tenía sentido.

¿Han cambiado los cachés a raíz de la pandemia?

Estamos hablando del sector de la clásica. Es un sector que ya ha hecho muchos esfuerzos, estos últimos años, para mantenerse. En general, los profesionales de la clásica cuentan con poco margen económico y no podemos pedirles más esfuerzos. No es por ahí por donde hay que reinventar. Todos tendremos que hacer esfuerzos para encontrar un nuevo modelo, salir adelante y llevar a cabo programaciones. En algunos proyectos concretos, sí tiene sentido replantear los costes, pero creo que no se puede generalizar de ninguna manera a todo el sector. Los presupuestos del mundo de la clásica ya son per se muy ajustados.

Dedicasteis una noche del festival al sector de la cultura y la comunicación. ¿Cómo crees que saldrá, el mundo de la cultura, de esta crisis?

Ahora lo estamos descifrando. El golpe ha sido muy fuerte. Con empatía y ganas de trabajar en equipo, encontraremos maneras de salir adelante. La solución la tenemos que construir entre todos, entendiendo las circunstancias de cada uno de nosotros. Nosotros defendemos que es muy importante que en 2021 estemos todos los programadores, que no caiga ninguno por el camino. Si no hay programadores, no puede haber encargos ni producciones. Es un tejido muy sensible, y entre todos debemos construir el futuro. En estos momentos, el único éxito radica en resistir.


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