Critica

Sobre la necesidad de emocionarse

El LIFE Victoria acoge ‘Songs of my lands’ con Ressurreiçao y Poyato

13-10-2020

A pesar de las dificultades del momento, el LIFE Victoria está realizando el programa de conciertos previsto con un aforo de público limitado y una retransmisión en streaming a través de su canal de YouTube. El sábado 10 de octubre, Helena Ressurreição, una de las artistas residentes de este año, ofreció un recital inspirado en el disco Songs of my lands de Victoria de los Ángeles acompañada de Francisco Poyato, que sustituía a James Baillieu.

Conciertos como el del sábado pasado son necesarios para seguir humanizando esta nueva normalidad. Podemos acostumbrarnos al control de nombres en la entrada, a las mascarillas obligatorias, a las distancias de seguridad entre núcleos familiares, a la personalización de las reservas, a los geles hidroalcohólicos y a la limitación de aforo pero no a la ausencia de música en directo. Somos seres humanos, necesitamos emocionarnos, sentirnos partícipes de otras vidas más allá de la nuestra, escuchar historias que nos trascienden. Dentro de esta realidad de higiene constante, de miedo a lo invisible, de individualismo desatado, sin embargo, nos es difícil encontrar un espacio donde conectar con lo que queda fuera de la actualidad. Es por ello que, más allá de tecnicismos, el recital de Ressurreição y Poyato fue un regalo para el alma.

Francisco Poyato & Helena Ressurreição

Como si se tratara de un vinilo de 1976, el concierto estaba dividido en dos caras: una primera parte formada por lieder de compositores europeos, de temática introspectiva y dentro del género propiamente lírico y una segunda más mediterránea y latina, con un aire desenfadado y distendido. La mezzosoprano portuguesa, de una voz profunda y dulce pero nada oscura ni pesada, hizo gala de su expresividad desde un inicio: se dirigía con sinceridad y transparencia a los ojos de un público que tenía a tocar, aguantaba los silencios entre frase y frase con elegancia y llevaba cada deseo, recuerdo o anhelo de estas obras del XIX en un presente que se volvía propio. Cabe destacar el acompañamiento de Poyato que, sin necesidad de ninguna mirada, coincidía plenamente en intenciones y matices interpretativos con Ressurreição.

En esta primera parte lució unos agudos con cuerpo y un vibrato delicado, caminamos desde un inicio más correcto y moderado hacia un final más sentido. Después de un Allerseelen de Strauss de piel de gallina, cerrábamos el bloque lírico con Ich bin der Welt abhanden gekommen de Mahler con momentos que cortaban la respiración. La amplitud de los graves, la sencillez de los saltos interválica o la inteligencia en el fraseo fueron algunos de los elementos que hicieron de esta interpretación una de las más especiales de la noche.

La cantante desviaba y acercaba la atención del público hacia donde deseaba

La segunda parte respiró con un aire más terrenal, de florituras ligeras y melosas que resonaban en la sala con gusto por todos los asistentes. La cantante desviaba y acercaba la atención del público hacia donde deseaba y variaba el registro emocional con cada cambio de canción. Se mostraba a ratos divertida y seductora – en Amor de Bolcom -, otras brillante y eléctrica – en Dengues de mulata desinteresada de Nobre – o nostálgica y penosa – en Tenho tantas saudades de Lacerda. La interpretación de Poyato era disfrutada y trabajada a partes iguales, con el inicio de Cuba dentro de un piano de Montsalvatge como uno de sus momentos de lucimiento. Cerraba el recital A route to the sky de Heggie, pieza en la que Ressurreição pudo mostrar de manera clara y definitiva sus dotes teatrales.

Helena Ressurreição

La lluvia de una tarde gris de octubre y las campanas del edificio modernista que nos habían acompañado a lo largo del recital enmudecían con los aplausos generosos de un público que acabó de pie. No quisiera cerrar el artículo sin valorar la dificultad que debe suponer cantar ante una cincuentena de personas de las que no se pueden leer las expresiones faciales que sólo se les ven los ojos. La sensación de comunidad que fácilmente se conseguía crear en estos espacios antes de la pandemia, ahora será un poco más difícil de conseguir. En cualquier caso, una servidora sonreía.


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  1. Avatar Pep dice:

    Quina enveja! Llegin-te, se que m’he perdut un gran concert. Quin privilegi haver-hi estat!