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Vivir en una realidad paralela… ¿y si nos detenemos?

18-03-2020

Durante estos días de confinamiento por el COVID-19 estamos siendo testigos de cómo teatros, bibliotecas, auditorios o orquestas ponen gratuitamente todos sus archivos digitales a disposición de todo el mundo en un acto que, para muchos, está suponiendo la mejor manera de aguantar el aislamiento en casa. Las redes sociales también nos permiten estar en contacto unos con los otros. Algunos, incluso, han tenido la creativa iniciativa de proponer un festival de música virtual alternativo a todos los que se han cancelado o aplazado durante las últimas dos semanas.
Escribo una simple reflexión surgida tras dedicar unas horas al estudio mientras escuchaba el Cuarteto en Mi bemol Mayor de Fanny Hensel (née Mendelssohn). Abandonándome a la música, entregándome a ella con totalidad, me ha invadido una sensación de absoluta paz y serenidad que, con mi ritmo de vida habitual, pocas veces me puedo permitir. Ha sido entonces cuando me he dado cuenta que, dentro de las terribles circunstancias que envuelven la necesidad de confinar a la gente en su casa, quizá la vida nos está dando una oportunidad para que nos acordemos de que somos seres humanos. Y, como tales, no sólo estamos obligados, sino que, además, nosotros mismos requerimos enriquecer nuestra alma tanto desde una dimensión física como desde una dimensión moral, emocional, espiritual e intelectual. 
 
Viendo las reacciones del mundo cultural a través de las redes y las iniciativas que ya he mencionado anteriormente, cualquiera diría que se nos ofrece más propuestas cultural ahora que cuando podemos salir a la calle; personalmente, me atrevería a decir que es, incluso, más de la que podemos asimilar. Pero, ¿y si nos detenemos? ¿Y si dejamos ir esta locura que nos lleva a buscar alternativas —rozando la absurdidad— fuera de casa? Algún personaje célebre dijo en su momento que quien rehuye la soledad lo hace porque no encuentra compañía en sí mismo. ¿No es ara un buen momento para intentar encontrar-nos a nosotros mismos? Leyendo un libro, escribiendo lo que pensamos —un poema, un diario…—, escuchando música, dedicando unas horas al estudio, hablando con los padres, con los abuelos, con los hermanos…
 
Ahora es el momento idóneo para robar tiempo al tiempo del reloj de la cotidianidad, que parece que, desde hoy, estará parado indefinidamente. No desaprovechemos esta ocasión para podernos dar cuenta de si realmente vivimos en una realidad paralela que nosostros mismos nos esforzamos en crear. ¿Es lo que verdaderamente queremos? Desviemos la vista de las pantallas y obsequiémonos con un momento de descanso. 
 
Por mi parte, ya no tengo nada más que decir. Nada más que no sea recomendar una profunda audición del Ave Verum Corpus, K. 618 de Mozart o del Stabat Mater de Pergolesi. 

Foto: MorgueFile


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Loles Raventós García-Amorena
Loles Raventós García-Amorena
Redactora
@LolesRaventos