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África en Estados Unidos: la América de Florence Price

La historia de la clásica escrita por mujeres IX

03-11-2020

Cuando Florence Price (1887-1953) decidió consagrar su vida a la música, lo tenía todo para no triunfar: mujer, de raíces africanas, y estadounidense en una época donde los artistas europeos eran los más cotizados, la compositora de Arkansas logró, sin embargo y contra todo pronóstico, hacerse un lugar en el mundo de la clásica. Hoy, en Barcelona Clásica, celebramos su legado.

Florence Price

A fin de evitar la discriminación racial contra los afroamericanos, Florence Price hizo pasar por una chica mexicana

Florence Price (née Smith) nació en abril de 1887 en Little Rock en una familia multirracial de tres hijos. Los inicios de su formación musical se deben gracias a su madre, quien la guió en el mundo de la música siendo ella misma profesora de esta disciplina artística. Price, considerada desde muy pronto una niña prodigio, ofreció su primera interpretación de piano con público a los cuatro años, y publicó por primera vez una composición tan sólo siete años más tarde. Gracias a la situación favorable que gozaba la familia a pesar de las tensiones raciales del momento, Price pudo disfrutar de una educación de primer nivel: cuando terminó el instituto, fue aceptada en el Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra en Boston, donde recibió clases de piano y órgano y lecciones de composición y contrapunto con George Chadwick y Frederick Converse. En este centro de Massachussetts, a fin de evitar la discriminación racial contra los afroamericanos, Florence Price hizo pasar por una chica mexicana proveniente de “Pueblo, México”. La joven compositora, que escribió durante esta etapa formativa su primera sinfonía y su primer trío de cuerda, se graduó en 1906 con matrícula de honor y el título en interpretación de órgano y de profesora de música .

Mississipi River Suite de Florence Price

A continuación, Price volvió a Arkansas para ejercer de profesora en la Cotton Plant-Arkadelphia Academy durante un año y en la Shorter College desde 1907 hasta 1910. Luego, se trasladó a Atlanta —en el estado de Georgia—, donde se convirtió en jefa del departamento de música en la Clark College —más tarde, Clark Atlanta University, la primera universidad estadounidense del sur donde pudieron graduarse estudiantes de etnia afroamericana. Allí sólo estuvo, sin embargo, dos años: en 1912 Florence Price volvió a su pueblo natal acompañada por el abogado Thomas J. Price, quien recientemente se había convertido en su marido y ejercía su profesión en Little Rock. Después de 15 años, en 1927 la familia decidió trasladarse a Chicago debido a la radicalización de episodios de tensiones raciales, cada vez más violentos: los Price formaron parte de la Great Migration, el desplazamiento de millones de familias afroamericanas hacia el norte y el oeste del país motivado por las Leyes de Jim Crow —impulsadas los estados demócratas del sur—, que imponían políticas de segregación racial bajo el lema “separados pero iguales”.

Resignation de Florence Price

La ciudad de Chicago supuso el inicio de una nueva etapa de formación en la carrera compositiva de Florence Price. De la mano de los mejores maestros de la ciudad, Price estudió composición, orquestación y órgano: asistió a la Chicago Musical College, a la University of Chicago y al American Conservatory of Music, entre otros, donde también se formó en lenguas y artes liberales. A raíz de las dificultades económicas y el abuso al que fue sometida por parte de su marido, Florence Price se divorció en 1931, convirtiéndose en madre soltera con dos hijas: las circunstancias la obligaron a trabajar como organista en la proyección de cine mudo y a componer anónimamente música para la publicidad radiofónica. Su alumna y amiga Margaret Bonds —también pianista y compositora afroamericana— la recibió en su casa y la presentó al escritor Langston Hughes —líder del Renacimiento de Harlem— y a la contralto Marian Anderson: ambos artistas, figuras prominentes en el mundo de las artes, ayudaron a la compositora a consolidar su carrera musical.

Sinfonía núm. 1 en Mi menor de Florence Price

la obra de Price fue la primera escrita por una compositora afroamericana en ser interpretada por una gran orquesta

En 1932, Florence Price ganó el primer premio de la Wanamaker Foundation Awards con su Sinfonía en Mi menor; la Sonata para piano n. 3 también le proporcionó el tercer premio en esa misma competición, lo que le supuso una recompensa de 500 dólares y el inicio del reconocimiento nacional. La sinfonía se estrenó en 1933 a cargo de la Chicago Symphony Orchestra dirigida por Frederick Stock: la obra de Price fue la primera escrita por una compositora afroamericana en ser interpretada por una gran orquesta.

Fantasie Nègre núm. 1 de Florence Price

La producción compositiva de Florence Price es tan numerosa como variada: incluye cuatro sinfonías, tres conciertos (dos para violín y uno para piano), varias piezas orquestales y corales, música de cámara para diferentes formaciones —quinteto de piano, cuarteto de cuerda, sexteto …— y, sobretodo, obras para piano, órgano y piano y voz. Su estilo, claramente fundamentado en la tradición clásica europea (algo que podemos palpar sin lugar a dudas en su primer Concierto para violín), está profundamente ligado a sus raíces meridionales y al lenguaje religioso de la comunidad negra americana. Este factor se sugiere inmediatamente en la mayoría de los títulos de sus obras —son ejemplo de ello, entre muchas otras, Ethiopia’s Shadow in America y Suite of Negro Dances—, que combinan técnicas del romanticismo europeo con numerosas referencias a melodías inspiradas por el blues y los ritmos y síncopes propios de los espirituales afroamericanos. El legado compositivo de Florence Price es, por tanto, un espejo musical de la experiencia afroamericana en Estados Unidos de su época, una idea personal —y, a la vez, universal— de América.

Ethiopia’s Shadow in America de Florence Price

Price, primera compositora afroamericana en ser reconocida como tal, murió en 1953 a los 66 años a causa de una apoplejía. La aparición de copiosos estilos musicales tras su muerte provocaron que su obra cayera paulatinamente en el olvido y, como consecuencia, algunas piezas se perdieron para siempre. En 2009, en una casa abandonada en las afueras de St. Anne (Illinois) se descubrieron un conjunto de notas y manuscritos entre los que se contaban los dos conciertos para violín y su cuarta sinfonía. Actualmente, la obra de Price ha despertado el interés de estudiosos e intérpretes raíz de la atención dirigida hacia artistas afroamericanos y mujeres compositoras.


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Loles Raventós García-Amorena
Loles Raventós García-Amorena
Redactora
@LolesRaventos