Cámara

Élisabeth Jacquet de la Guerre, “la petite merveille” del rey Sol

La historia de la clásica escrita por mujeres XI

19-11-2020

Superada la decena de artículos en este ciclo de La historia de la clásica escrita por mujeres, hoy retrocedemos en el tiempo para recuperar la figura de la compositora y clavecinista francesa Élisabeth Jacquet de la Guerre.

Élisabeth Jacquet de la Guerre

Hace 355 años, el 17 de marzo de 1655, nació en la ciudad de París Élisabeth-Claude Jacquet de la Guerre (née Jacquet) en una familia de larga tradición musical: hija de una talentosa clavecinista y un reconocido organista de la iglesia Ile-Saint Louis de la capital francesa, su abuelo era un famoso constructor de órganos y sus hermanos también se convirtieron en reputados músicos. Desde antes de su nacimiento, era evidente, pues, que la música iba a jugar un importante papel en la vida de Élisabeth. Y así fue. Habiendo recibido previamente formación en esta disciplina por parte de su padre, la niña prodigio, con tan sólo cinco años, fue presentada en la corte francesa de Luis XIV, donde impresionó al rey Sol con sus improvisaciones al clave.

Sonata en Si bemol mayor de Élisabeth Jacquet de la Guerre

Si bien no podemos asegurar que la acción fuera más el resultado de un deseo ingenuo de Luis XIV de querer promocionar el talento artístico que de satisfacer uno de los posibles caprichos de su amante, Madame de Montespan, el caso es que el monarca francés inmediatamente ofreció a la familia Jacquet una importante propuesta de patrocinio de cara al talento de su hija que de ninguna manera hubieran podido rechazar. Cuando Élisabeth Jacquet de la Guerre entró en la etapa de la adolescencia, fue aceptada en la Corte Real francesa de la mano de Françoise-Athenas —Madame de Montespan—, que le supervisaría una educación exquisita, la craría como si se tratara de una hija más y constituiría una puerta directa para Élisabetj Jacquet a la sociedad francesa más cultivada de la época.

Élisabeth, que fue conocida como “La petite Merveille” del monarca, comenzó a componer obras dramáticas que se representaban en la corte y, ocasionalmente, ante el rey, como pequeñas óperas. Estas le supusieron el reconocimiento de todos los maestros de su tiempo, y su fama trascendió la capital francesa, con un éxito que se extendió por todo el país e incluso en el extranjero.

Sonata en trio en Sol menor de Élisabeth Jacquet de la Guerre

Después de su 19º aniversario, Élisabeth Jacquet de la Guerre abandonó la corte de Versalles y la compañía de Madame de Montespan para casarse con el organista Marin de la Guerre, hijo del difunto organista de la Sainte-Chapelle, Michel de la Guerre , y posición que él mismo acabaría ocupando. La unión con un músico permitió a Élisabeth Jacquet continuar con su carrera profesional: se estableció con su marido en París, donde, además de ofrecer clases particulares de clave, organizó conciertos como compositora e intérprete que disfrutaron de un gran éxito. Grandes músicos y eruditos venían de todo el mundo para escuchar esta prodigio del clave, que a los 26 años fue incluida por Titon du Tillet en su Parnaso, al lado Lalande y Marais y justo debajo de Lully.

Cantata Le passage de la Mer rouge de Élisabeth Jacquet de la Guerre

Jacquet de la Guerre, que fue de las pocas mujeres que tuvieron acceso a estudios de composición, también formó parte del minoritario conjunto de compositores contemporáneos que vio sus obras publicadas

En 1687 Élisabeth Jacquet de la Guerre publicó sus obras por primera vez: Premier livre de pièces de clavessin, que se rescató en 1970 del olvido, contenía cuatro suites dedicadas a Luis XIV y constituyó una de las pocas colecciones de obras para clavecín impresas en Francia en el siglo XVII. Jacquet de la Guerre, que fue de las pocas mujeres que tuvieron acceso a estudios de composición, también formó parte del minoritario conjunto de compositores contemporáneos que vio sus obras publicadas. Cuatro años más tarde, compuso el ballet Les Jeux à la honneur de la victoire, partitura que a día de hoy está perdida y la que, junto con su ópera Céphale et Procris —la primera compuesta por una mujer en Francia—, representa un periodo de esplendorosa y ambiciosa producción para Jacquet de la Guerre. Gracias a su testamento del año 1726, sabemos también de la existencia de dos óperas más compuestas durante esta etapa creativa. A lo largo de su vida, la compositora francesa se atrevió a experimentar con diversos géneros musicales, también italianos: en la década de los noventa, compuso cantatas y sonatas en trío, de las cuales las últimas forman parte de los primeros ejemplos de sonata francesa junto con las de Couperin y Charpentier, entre otros.

Suite para clavecín en La menor de Élisabeth Jacquet de la Guerre

Me he esforzado, Majestad, para merecer su aprobación, que siempre ha supuesto todo para mí …

Sin duda, la carrera de Madame de la Guerre, descrita en la edición de diciembre de 1690 del Mercure Galant como el «sombra de Lully […] la compositora y músico más prominente», iba in crescendo a velocidad exponencial. La muerte de sus padres, de su marido, de uno de sus hermanos y, incluso, de su hijo de 10 años en los años siguiente, provocó un pequeño parón compositivo, si bien continuó ofreciendo conciertos como intérprete más recluida en la intimidad. Finalmente, en 1707 volvió a la composición con la publicación de una colección de obras para clavecín —Pièces de Clavecin qui peuvent se jouer sur le Violon— y seis Sonatas pour le violon et pour le clavecin, una nueva muestra de composiciones con acompañamiento de clave, en el rol de obbligato respecto al violín. La dedicatoria al rey Sol que acompañaba las dos colecciones es una de las numerosas muestras de agradecimiento que Élisabeth Jacquet de la Guerre mostró al monarca por su admiración y su mecenazgo continuado mientras vivió: «Te complació ver el nacimiento del talento que te he dedicado; e incluso me has honrado con tus elogios, cuyo valor yo no entendía en aquella época. Desde ese momento, mi modesto talento ha crecido. Y me he esforzado, Majestad, para merecer su aprobación, que siempre ha supuesto todo para mí…»

Al monarca francés también le fueron dedicados los dos libros de Cantates françoises sur des sujets tirez de l’Ecriture en los años 1708 y 1711, las primeras cantatas sacras compuestas en Francia. Élisabeth Jacquet de la Guerre publicó por última vez su obra en 1715: se trataba de una colección de Cantatas francesas profanas dedicadas al príncipe elector de Baviera, Maximiliano II Manuel, e incluía tres cantatas y un dúo para soprano y bajo continuo. Con la muerte de Luis XIV el 1 de septiembre de ese mismo año, la voz creativa de la compositora francesa se sumió en un silencio que nunca más se rompió.

Céphale et Procris de Élisabeth Jacquet de la Guerre

Jacquet de la Guerre fue la única música en el círculo intelectual femenino real durante los 72 años de reinado del rey Sol

El 27 de junio de 1729, la luz de Élisabeth Jacquet de la Guerre se apagó para siempre. En el conjunto de sus posesiones encontradas después de su muerte, había tres clavecines y un clavicémbalo manual doble de los Países Bajos. La compositora, que fue la única música en el círculo intelectual femenino real durante los 72 años de reinado del rey Sol, legó a la historia de la clásica numerosas obras, de las que a día de hoy hemos recuperado los manuscritos de sus sonatas en trío y sonatas para violín o viola da gamba más tempranas, entre otros. Aunque cayó en el olvido entrado el siglo XIX, a finales del siglo XX se renovó el interés en sus composiciones, algunas de las cuales han sido grabadas.


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Loles Raventós García-Amorena
Loles Raventós García-Amorena
Redactora
@LolesRaventos