Esteve Nabona Foto:A. Bofill |
El concierto presentará la versión para dos pianos y percusión de la obra de Orff, con la participación del conjunto Percussions de Barcelona y de los pianistas Josep Buforn y Josep Surinyac. Actuarán como solistas vocales la soprano Marta García Cadena, el tenor Beñat Egiarte y el barítono Josep-Ramon Olivé.
El concierto lo dirige Esteve Nabona, director del Cor Jove del Orfeó Català, quien ha hablado con Barcelona Clásica para hacer balance de la temporada, hablar de proyectos de futuro, explicar cómo han sido los primeros contactos con Simon Halsey, el nuevo director del Orfeó Català e incluso repasar su trayectoria personal.
Barcelona Clásica: ¿Qué balance hacéis de la temporada?
Esta ha sido una temporada con mucha actividad. Hemos hecho más de 20 conciertos con 6 programas diferentes. Empezamos con el Réquiem de Fauré, en la inauguración de la temporada de la OBC; después, el concierto-homenaje a John Rutter, el Cantem el Messies y la banda sonora de Star Wars… ¡Y sólo en el primer trimestre!
B.C. Julio también ha sido muy intenso …
B.C. ¿Por qué ha elegido hacer el Carmina Burana, que es, quizás, una de las obras más repetidas en la programación?
E.N. Es una obra del gran repertorio para coro. La hacemos porque nos la piden y sabemos que hay un público que la quiere oír. Será una versión con dos pianos y percusión. Buscamos una versión dinámica, brillante, muy luminosa. Para este concierto, contaremos con un coro de unos 60 cantantes, con refuerzos del Cor de Mitjans del Palau
B.C. Habitualmente, ¿hay mucha conexión entre el Orfeó Català y el Cor Jove?
E.N. La conexión con el Orfeó cada vez es más fuerte. Antes, costaba más. En la Escola Coral del Orfeó Català hay chicos y chicas que empiezan a los seis años y, a veces, cuando llegan a la edad adulta, sienten que necesitan probar otras cosas. Pero los últimos años parece que el porcentaje de gente que se incorpora al Orfeó Català está creciendo. Actualmente, aproximadamente un 40% de los cantantes del Orfeó han tenido experiencia en los coros de la Escuela.
Concierto del Cor Jove Foto: A. Bofill |
B.C. A nivel personal, ¿qué te aporta la dirección del Cor Jove?
B.C. Dicen que los jóvenes de ahora son diferentes de los de antes.
E.N. En parte, es cierto. Ahora tienen más formación y son más abiertos. Saben valorar la buena música. Antes tenía a veces la demanda de hacer gospel o música africana; ahora, los jóvenes cantantes me piden Händel y Bach.
B.C. ¿No temes la posibilidad de necesitar un cambio en algún momento, después de una etapa tan larga al frente del mismo coro?
E.N. El Cor Jove es para cantantes entre los 16 y 25 y ello conlleva mucha renovación. En cuatro años, el corose transforma totalmente y es como si tuviera un coro nuevo. Así no nos aburrimos mutuamente; ni ellos de mí, ni yo de ellos.
B.C. ¿Cuándo empezaste a estar relacionado con la música coral?
E.N. Mis padres se conocieron cantando en un coro en la Schola Orfeònica de Sants y, naturalmente, cuando era pequeño, me apuntaron. También me llevaban el Palau de la Música, en las temporadas de la OBC de los años 70 y 80, bajo la dirección de Antoni Ros-Marbà. Y en aquellos conciertos me fijé en la trompa. Seguí cantando, pero paralelamente empecé a estudiar el instrumento.
B.C. Y así es como inicias tu carrera como músico profesional.
E.N. Sí. Al terminar mi formación, colaboré como trompa con orquestas profesionales: la OBC, la Sinfònica del Vallès, la Orquesta del Liceo …
B.C. ¿Cómo volviste a la música coral?
E.N. Con 17 años, me incorporé a la Agrupació Cor Madrigal y el director, Manuel Cabero, me propuso ser su asistente y me sugirió que hiciera algún curso de dirección coral. Y cada vez fui profundizando más hasta que llegó un momento en que estaba dedicándome profesionalmente tanto la dirección como el instrumento. Trabajaba desde las nueve de la mañana hasta la medianoche; por la mañana, ensayaba con la orquesta; por la tarde, estudiaba y por la noche, ensayaba con los coros. Aquel ritmo era imposible de llevar, y aún más cuando se daba la coincidencia de conciertos.
B.C. Un ritmo insostenible …
E.N. Tenía que renunciar a algo y me di cuenta que con la trompa estaba estancado. Me hacía más feliz dirigir coros. Dejé de estudiar trompa diariamente y renuncié a los trabajos como instrumentista. Y sólo dos meses después de esta decisión, me llamó Josep Vila proponiéndome que presentara un proyecto para dirigir el Cor Jove.
B.C. ¿Llevas otros proyectos, además del Cor Jove?
E.N. Ahora mismo estoy centrado en esta formación. Sí hago algunas colaboraciones puntuales, como las formaciones del Mesías participativo de “la Caixa” -este año ayudaré a preparar el concierto de Barcelona-. Y también dirijo el proyecto social del Palau de la Música Clavé XXI, donde participan más de 1.300 niños, y la Escola Coral del Orfeó Català.